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EL VERDADERO DIABLO Una Exploración Bíblica |
correo electrónico del autor, Duncan Heaster
Contenido Capítulo 2 - Algunas Enseñanzas Básicas de la Biblia Capítulo 3 - Algunas Implicaciones Prácticas 3-1 Algunas Implicaciones Prácticas Capítulo 4 - Demonios Capítulo 5 - Un Examen de los Pasajes Específicos de la Biblia que Mencionan al Diablo y a Satanás Capítulo 6 - Algunas Conclusiones |
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Lidiando aún más con el problema que ellos crearon, los "padres" entonces tenían que lidiar con el problema de cómo la muerte de Cristo podía destruir o dañar a Satanás. Orígenes, Ireneo y Tertuliano crearon la idea que después se desarrolló y popularizó en novelas y en el arte, a saber, que Dios de algún modo engañó a Satanás. El razonamiento era que Satanás exigió la sangre de Jesús, y por eso él hizo que Jesús muriera; pero, sin que lo supiera Satanás, Jesús era [supuestamente] Dios y resucitó del sepulcro. No sólo nunca se definió a Jesús como "Dios" en un sentido trinitario en la Biblia, sino que la superstición completa es pura ficción. La sangre de Jesús no fue un "pago" a nadie. Y un Dios todopoderoso no necesita engañar a Satanás a fin de ganar un juego. De nuevo vemos que nuestro punto de vista acerca de Dios afecta nuestra idea acerca de Satanás, y viceversa. Y vemos también que un forzado, antinatural y antibíblico concepto acerca de la expiación afecta también lo que pensemos acerca de Satanás. Las criticas gnósticas y otras críticas acerca del "cristianismo" se centraban fácil y poderosamente en estas contradicciones y planteaban preguntas; y los "padres" tenían que profundizar aún más en una teología tortuosa y contradictoria. Ellos fueron presionados para que contestaran si Satanás y sus ángeles pecaron al mismo tiempo y fueron arrojados juntos del cielo, o si en realidad Satanás y sus ángeles cometieron el mismo pecado, o pecados diferentes. La respuesta de Tertuliano fue que Satanás pecó por envidia, y fue arrojado del cielo por esto. Luego ajustó su punto de vista para decir que a Satanás se le dio un período de gracia entre el momento que cometió su pecado y su expulsión, durante cuyo tiempo corrompió a algunos de los ángeles, y entonces ellos fueron arrojados tras él. Clemente, por contraste, insistía en que Satanás y los ángeles cayeron junto, al mismo tiempo. Las respuestas de los "padres" eran totalmente ficticias y no armonizaban en absoluto con ninguna declaración bíblica. Y sin embargo, estos hombres desesperados insistían en que Dios guiaba sus creencias, y muchas generaciones de la cristiandad los han seguido ciegamente. Tertuliano también participó en la discusión si Satanás era un ángel, después de todo, tal como lo habían afirmado los primeros padres de la iglesia. Tertuliano enmendó la controversia al afirmar que efectivamente Satanás era un ángel, después de todo. Entonces entró en el problema de exactamente cómo Satanás y los ángeles llegaron a la tierra desde el cielo. En vista de que tenían que viajar por el aire, Tertuliano afirmó [Apol. 22] que el Diablo y los ángeles tenían alas. Ireneo fue influenciado especialmente por los mitos judíos acerca de los "Ángeles Guardianes" del Libro de Enoc. Incluso, en su obra En Contra de los Herejes"él llama a Satanás como "Azazel", tal como lo hace Enoc, mostrando la fuerte influencia que tenía de los mitos judíos que Pablo, Judas y Pedro habían advertido tan fervientemente que no los aceptaran. Ireneo también denominó a sus oponentes como "ángeles del Diablo" (En Contra de los Herejes, 1:15.6), mostrando lo conveniente que era aplicar los mitos del conflicto cósmico a sus propios enemigos en la tierra. En vez de reconocer que todas estas eran tan sólo especulaciones, Ireneo y Tertuliano llegaron a insistir que la creencia en Satanás era una doctrina central del cristianismo. Tertuliano insistía en que al bautizarse el candidato debía reprender a Satanás (1). Efectivamente, Tertuliano [más tarde apoyado por Hipólito] estaba haciendo de su punto de vista acerca de Satanás una parte fundamental de la fe cristiana; sin aceptarla, una persona no podía ser bautizada en la fe cristiana. El candidato tenía que declarar: "Yo renuncio a ti, Satanás, y a tus ángeles". Esto distaba mucho de parecerse a los relatos del Nuevo Testamento en que hombres y mujeres confesaban sus pecados y se bautizaban en Cristo para el perdón de ellos. Esta clase de pensamiento fue llevado hasta su último término cuando mucho después, en 1668, Joseph Glanvill (un miembro de la Royal Society) afirmó que negar la creencia en un Diablo personal era lógicamente negar una creencia en Dios, y de este modo equivalía a ateísmo (2). Hasta este extremo puede llegar el dualismo: si el Dios de amor tiene paralelo con un dios del mal, entonces negar al dios del mal es negar la existencia del Dios de amor, el Dios y Padre del Señor Jesús. El calvinista John Edwards, en su publicación de 1695, Algunos pensamientos referente a las varias causas y ocasiones del ateísmo, afirmó que la negación de la existencia del Diablo y los demonios es causa de ateísmo. Todo esto es tan triste, y tan trágica perversión del cristianismo bíblico --aquellos que negamos la existencia de un Satanás personal como resultado de una cuidadosa investigación bíblica e histórica, aquellos que creemos en la omnipotencia total del único Dios, creemos esto a tal punto que no vemos cabida alguna para la existencia de un Diablo personal --se nos enmarca como ateos literales. Y esto no es algo del pasado; oímos de líderes cristianos contemporáneos que afirman que aquellos que niegan la existencia de un Diablo personal están negando la esencia misma de la fe cristiana, y se les debe considerar miembros de un culto más bien que cristianos (3). Esa fue precisamente la clase de demonización alarmista de la oposición teológica que empezó con los padres de la iglesia, y continuó con los luteranos como Augusto Pfeiffer, quien en 1695 afirmó que una creciente incredulidad en el Diablo conduciría al desmoronamiento moral de la sociedad (4). No obstante, un entendimiento puramente bíblico del Diablo seguramente promueve la espiritualidad en la moralidad; porque la idea del Nuevo Testamento de que el verdadero "enemigo" es nuestro propio pensamiento humano interior, y tentación, conduce a una lucha privada mucho más fiera contra la inmoralidad en lo más profundo del corazón de aquellos que saben cuál es realmente el verdadero enemigo de los cristianos. Tertuliano y la Oración del Señor
La oración del Señor, "líbranos del mal", Tertuliano empezó muy arbitrariamente a traducirla como "líbranos del maligno", como si se refiriera a un Satanás personal. Pero el texto griego ciertamente no permite esta traducción. En griego, la frase "del mal" puede entenderse ya sea como neutro ("malo" [abstracto] o masculino, "el maligno", para personificar el mal. Dios efectivamente conduce a hombres y mujeres al momento del mal / probación; a Abraham se le ordenó que ofrendara a Isaac, y la probación que Dios puso a Israel en el desierto son ejemplos obvios. Es digno de notar que el Señor Jesús mismo oró la mayor parte de su oración modelo en sus propias situaciones. Frases como "hágase tu voluntad... líbranos del mal" (Mateo 6:13; Lucas 11:4) él las repitió en Getsemaní, cuando pidió que se hiciera la voluntad de Dios y no la suya; y sin embargo oró para que los discípulos fueran librados del mal (Juan 17:15). Las cartas de Pablo están llenas de alusión a los relatos del evangelio, y esas alusiones nos facultan para interpretar correctamente los pasajes aludidos. Él usa las mismas palabras griegas para "líbranos" y "mal" cuando expresa su confianza de que "el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial" (2 Timoteo 4:18). Asimismo, Pablo tenía su mente inspirada en esta frase de la oración del Señor cuando comentó que el Señor Jesús murió "para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de Dios" (Gálatas 1:4; 2 Tesalonicenses 3:3). Con toda claridad, Pablo no entendía "el mal" como un Satanás personal, sino más bien el "mal" de este mundo y de aquellos que intentan perseguir a los creyentes. Quizás el Señor Jesús mismo basó esta parte de su oración en pasajes del Antiguo Testamento como 1 Crónicas 4:10; Salmos 25:22; 26:11; 31:8; 34:22; 69:18; 78:35, 42; 140:1 y Proverbios 2:12; 6:24, los cuales piden "liberación" de gente mala, pecado, angustia, tribulación, etc., aquí en la tierra. Ni uno de estos pasajes habla de liberación de un Satanás personal, sobrehumano. La oración de Ester en Ester 4:19 (LXX) es muy similar: "Líbranos del poder del malvado", pero ese "malvado" era Amán, no un Satanás personal sobrehumano. Incluso, si insistimos en leer "el maligno", en el Antiguo Testamento "el maligno" era siempre "el malvado en Israel" (Deuteronomio 17:12; 19:19; 22:21-24 compare 1 Corintios 5:13), nunca un ser sobrehumano. Y puede haber otra alusión del Señor a Génesis 48:16, donde a Dios se le llama el que "me liberta de todo mal". Como "la palabra hecha carne" del Antiguo Testamento, el pensamiento del Señor Jesús refleja constantemente los pasajes del Antiguo Testamento, pero en cada caso aquí, los pasajes a los que él aludió no se referían a una figura diabólica sobrehumana. Dios libra "de toda angustia" (Salmos 54:7), de perseguidores y enemigos (Salmos 142:6; 69:14), pero, como señala Ernst Lohmeyer, También se ha observado que cada aspecto de la oración del Señor se puede interpretar con referencia a la futura venida del reino de Dios en la tierra. La oración pidiendo liberación del mal, del tiempo de probación (Gr), concuerda bien con la exhortación del Señor a orar para que podamos ser librados del tiempo del mal que finalmente vendrá sobre la tierra (Lucas 21:36). Otra percepción de esta petición es que Dios efectivamente dirige a los hombres en un espiral descendente así como en un espiral ascendente en su relación con él, siendo Faraón el ejemplo clásico. "¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos?" fue el lamento de Israel a su Dios en Isaías 63:17. Es quizás esta situación más que cualquier otra la que debemos temer, o sea, endurecerse en el pecado, acercándonos cada vez más a la catarata de destrucción, hasta que lleguemos al punto en que las fuerzas que hay detrás de nosotros sean ya demasiado fuertes para poder rechazarlas. Saúl tendido boca abajo sobre el suelo de la antigua Palestina la noche antes de su muerte sería la imagen visual clásica de esto. Y el Señor estaría presionándonos para que oremos con empeño a fin de que no seamos llevados en ese espiral de bajada (9). Su conversación Tertuliano fue más lejos al glosar la oración del Señor para hacerla apoyar sus ideas. Él re-tradujo la frase "no nos metas en tentación" (que claramente implica que Dios puede llevarnos al camino de probación) como "no permitas que seamos llevados [por Satanás]". Más que una traducción, esta es una interpretación. Las Escrituras no concordaban con sus ideas acerca de Satanás, así que él tergiversó la traducción para acomodarlas a sus puntos de vista [como incontables religiosos lo han hecho desde entonces]. Dionisio de Alejandría también siguió la tendencia, añadiendo al texto, como nota al pie de página: "Eso significa, 'no nos dejes caer en tentación' ". El deseo de 'salvar' a Dios de ser el que nos lleva a tentación era patético. C. F. Evans era un teólogo que apoya nuestro entendimiento de este pasaje. Él observó: "San Cipriano, en su comentario a la Oración del Señor, repite la glosa de Tertuliano, 'no permitas que seamos llevados", sólo que ahora no como una explicación, sino como parte del texto de la oración misma, y dos siglos después San Agustín en su comentario a la Oración pudo escribir que muchos en su día oraron la petición de esta manera, y que él lo había encontrado en algunos manuscritos en latín... no obstante [continúa Evans], en algunos de los grandes casos de tentación en el Antiguo Testamento se dice que Dios mismo es el tentador, y este es el claro significado de las palabras aquí" (7). Esta historia de la interpretación provee una ventana por la cual ha entrado doctrina falsa en la iglesia. Tertuliano fracasó en su intento de cuadrar la Oración del Señor con su punto de vista acerca de Dios y de Satanás. Y así él tergiversó la interpretación y la traducción para implicar que Dios no puede someter a los hombres a prueba, pero Satanás sí puede. Y entonces los subsiguientes "padres" de la iglesia elaboraron esta interpretación para que de hecho fuera parte del texto mismo; algo muy fácil de hacer con congregaciones analfabetas. El milagro es que Dios ha preservado su palabra fielmente, de modo que incluso el estudiante bíblico principiante puede descubrir como estos "padres" extraviaron a la iglesia. Cualquier estudiante serio de evidencia básica de los tiempos antiguos estará consciente de que muchísimas historias, biografías, relatos, etc., han perdido partes de ellas en el proceso de trasmisión; volúmenes completos han desaparecido, y a menudo sólo nos quedamos con fragmentos de los textos originales (8). La forma en que la Biblia cita de dentro de sí misma sin que haya segmentos "perdidos", es totalmente asombroso; ha sido preservada milagrosamente por Dios porque es su palabra a nosotros. Por lo tanto, nos corresponde a nosotros buscar con gratitud la verdad en vez de aceptar tradiciones humanas como si fueran la palabra de Dios; porque no son más que la palabra de los hombres. T.S. Eliot dijo, aparentemente bromeando: "El cristianismo está siempre adaptándose a algo que pueda ser digno de creer"(9). Y esto es muy cierto. Especialmente en la difícil área del sufrimiento humano, la justicia de Dios, responsabilidad por el pecado humano... el cristianismo estándar como religión verdaderamente se ha adaptado sobre la base de que su popularidad aumentará si adopta ideas y creencias que el mundo piensa que son populares, aceptables o simplemente "geniales". De esta forma fue como los mitos paganos acerca de un Satanás personal se mezclaron con el cristianismo. La única forma de salir del enredo es ciertamente leer la Biblia por nosotros mismos, reconociendo que el verdadero cristianismo bíblico no es lo mismo que el "simple cristianismo" que existe como religión, uno más entre muchas opciones, en el mundo que nos rodea. Notas:
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