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EL VERDADERO DIABLO Una Exploración Bíblica |
correo electrónico del autor, Duncan Heaster
Contenido Capítulo 2 - Algunas Enseñanzas Básicas de la Biblia Capítulo 3 - Algunas Implicaciones Prácticas 3-1 Algunas Implicaciones Prácticas Capítulo 4 - Demonios Capítulo 5 - Un Examen de los Pasajes Específicos de la Biblia que Mencionan al Diablo y a Satanás Capítulo 6 - Algunas Conclusiones |
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4-3 Los Demonios y las Enfermedades Con todo, en el Nuevo Testamento leemos de demonios que son expulsados; en realidad, el Nuevo Testamento está escrito como si la idea común acerca de los demonios fuera correcta. Yo sugiero que la respuesta a esta paradoja se halla en un entendimiento de la forma en que Dios usa el lenguaje en la Biblia. George Lamsa comenta: "'Expulsar' es una palabra aramea que significa restablecer la cordura" (1). La evidencia que ya se ha presentado es prueba suficiente de que los demonios no existen. Si el Nuevo Testamento habla como si existieran, y la Biblia no se contradice a sí misma, se desprende que seguramente la respuesta se halla en un análisis de la forma en que Dios usa el lenguaje. Si se nos dice claramente que nuestros problemas los trae Dios y que él es la fuente de todo poder, entonces la Biblia no puede decirnos que los demonios --dioses pequeños en oposición al único Dios-- son los que nos traen estas cosas. Parece significativo que la palabra "demonios" sólo ocurre cuatro veces en el Antiguo Testamento y siempre se refiere a la adoración a ídolos, pero ocurre muchas veces en los relatos del evangelio. Sugerimos que esto se debe a que, en el tiempo en que se escribieron los relatos del evangelio, era el lenguaje de la época decir que cualquier enfermedad que no se pudiera entender era culpa de los demonios. "En lo que a la gente [del primer siglo] concierne, cualquier enfermedad que implicara un trastorno mental, delirio o espasmos, se atribuía a los demonios que se creía que pululaban en el aire" (2). Si los demonios realmente existen y son responsables de nuestras enfermedades y problemas, entonces deberíamos encontrar más acerca de ellos en el Antiguo Testamento. Pero ahí no encontramos nada en absoluto acerca de ellos en este contexto. Los Demonios y las Enfermedades Mentales
Decir que se expulsaron demonios fuera de alguien es decir que fueron curados de una enfermedad mental, o de una enfermedad inexplicable en aquel tiempo. La gente que vivía en el primer siglo tendía a culpar de todo lo que no podían entender a estos seres imaginarios llamados "demonios". Siendo la enfermedad mental difícil de entender con su nivel de conocimiento médico, la gente hablaba de estos afligidos como "poseídos por demonios". En tiempos del Antiguo Testamento, un espíritu maligno o inmundo se refería a un estado mental perturbado. (Jueces 9:23; 1 Samuel 16:14; 18:10); y en cada referencia a espíritus malignos que se hace en el Antiguo Testamento, ellos eran enviados por Dios, no por un Diablo de la creencia popular. En tiempos del Nuevo Testamento, el lenguaje acerca de posesión demoníaca o de espíritus malignos se había adoptado para referirse a aquellos que sufrían una enfermedad mental. La asociación entre demonios y enfermedades se muestra por lo siguiente: "Trajeron a él [a Jesús] muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios... para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: "Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias" (Mateo 8:16-17). Así que las enfermedades y dolencias se describen como estar poseído por "demonios" y "espíritus malignos". Cuando leemos en Hechos 8:7 acerca de espíritus inmundos que claman, el texto oriental (arameo) dice: "Muchos que estaban afligidos mentalmente, clamaban". Según George Lamsa, la razón de esto es: "'Espíritus inmundos' es un término arameo que se usa para describir a los lunáticos" (3). Debe notarse que Lamsa era un hablante nativo de arameo con un excelente entendimiento de los términos arameos. Él creció en un remoto lugar de Kurdistán que había mantenido el idioma arameo casi sin cambios desde la época de Jesús. Es significativo que los extensos escritos de Lamsa indiquen que él no encontró en las enseñanzas de Jesús y Pablo ningún respaldo para el concepto popular acerca del Diablo y los demonios; él insistió en que los términos semitas y arameos que ellos usaron han sido malentendido por lectores occidentales y mal empleados a fin de apoyar sus conceptos acerca de un Diablo personal y los demonios. Filo y otros escritores comentan cómo, especialmente los niños, se reían y se burlaban de los endemoniados, indicando que la gente "endemoniada" se refiere a los enfermos mentales más bien que a los que padecían alguna enfermedad física. Cuando Legión fue curado de sus "demonios", leemos que entonces se hallaba "vestido y en su juicio cabal" (Marcos 5:15). El hombre endemoniado de Marcos 1:23 se halla sentado en la sinagoga y entonces de repente estalla en gritos, mostrando que estaba afligido mentalmente. La gente pensó que Jesús estaba loco y dijeron que esto debía ser porque tenía un demonio: "Demonio tiene, y está fuera de sí" (Juan 10:20; 7:19-20; 8:52). Por lo tanto, ellos creían que los demonios causaban locura. Sanando a los Enfermos
Cuando las personas "endemoniadas" eran sanadas, se decía que ellas volvían a su "juicio cabal" (Marcos 5:15; Lucas 8:35). Esto implica que estar "endemoniado" era otra forma de decir que alguien estaba mal mentalmente, es decir, no en su juicio cabal. Se dice que los "endemoniados" han sido "sanados" o "curados" (Mateo 4:24; 12:22; 17:18), implicando que la posesión de demonios es otra forma de describir la enfermedad. En Lucas 10:9 Jesús dijo a sus 70 apóstoles que fueran y "sanaran a los enfermos", lo cual hicieron. Ellos regresaron regocijándose de que, en sus términos y nivel de entendimiento, "aún los demonios se nos sujetan en tu nombre"; de nuevo, los demonios y las enfermedades son equivalentes (Lucas 10:17). Cristo no sólo reprendió a los espíritus inmundos, sino también al viento y a las olas (Mateo 8:26) y a la fiebre (Lucas 4:39), todas cosas impersonales. Note que cuando la gente le trajo a Jesús una mujer de la cual se decía que había estado atada por Satanás durante 18 años, leemos que Jesús simplemente le dijo: "Mujer, eres libre de tu enfermedad" (Lucas 13:12, 16). Jesús no dice nada respecto a "Satanás" ni se involucra por algunos minutos en algún conflicto cósmico con "Satanás" a fin de "liberar" a la mujer. Él dejó sin observaciones la falsa idea de que estaba atada por Satanás, y simplemente mostró que lo que sea que creyera la gente acerca del mundo invisible y desconocido (para ellos), él y su poder son tan grandes que efectivamente estas cosas no existen como factores significativos en la vida de su pueblo. Hay muchísimos paralelos entre el lenguaje usado en relación con la "expulsión" de demonios y el que se usa para sanidades. Jesús "reprendió" a los demonios en Marcos 9:25, pero también "reprendió" a una fiebre (Lucas 4:39) y al viento (Mateo 8:26). Se dice que los demonios 'salieron' (Mateo 17:18), así como leemos que la lepra "se fue" (Marcos 1:42) y las enfermedades "se iban" después de la cura (Hechos 19:12). Yo llegaría al punto de decir que cada caso en que se dice que una persona está endemoniada, tiene su equivalente en enfermedades que hoy podemos identificar, por ej., epilepsia, esquizofrenia. Cualquiera que crea que los demonios existen tiene que hacerse la pregunta: "Cuando estoy enfermo, ¿se debe a los demonios? Si piensan que las referencias que hay en el Nuevo Testamento acerca de los demonios tienen que ver con pequeños dioses que andan haciendo el mal, entonces tienen que decir que "sí". En ese caso, ¿cómo podemos explicar el hecho que muchas enfermedades que una vez se culpó de ellas a los demonios se puedan ahora curar o controlar con medicamentos? La malaria es un ejemplo clásico. Muchas personas en Africa creían hasta recientemente que la malaria la causaban los demonios, pero ahora sabemos que la malaria se puede curar con quinina y otros medicamentos. ¿Estamos entonces diciendo que cuando los demonios ven los pequeños comprimidos amarillos bajando por la garganta de una persona ellos quedan aterrados y huyen volando? Algunas de las enfermedades que curó Jesús, las cuales se describen como el resultado de una posesión de demonios, han sido identificadas como tétano o epilepsia; ambas se pueden aliviar con medicamentos. Un amigo mío que es de una aldea en las afueras de Kampala, en Uganda, me dijo una vez que las personas solían creer que la malaria la causaban los demonios, pero una vez que vieron cómo los medicamentos la controlaban tan fácilmente, ellos dejaron de culpar a los demonios. Sin embargo, cuando alguien tenía una malaria cerebral (que causa una seria enfermedad mental), ellos seguían culpando a los demonios. Del pueblo cercano vino un doctor y les ofreció fuertes medicamentos anti-malaria que los sanaría, pero ellos rehusaron porque decían que necesitaban algo para combatir a los demonios, no a la malaria. El doctor regresó después y dijo: Tengo un medicamento que hará huir a los demonios"; la persona enferma tomó ávidamente el medicamento, y se sintió mejor. Los segundos comprimidos eran exactamente iguales a los primeros. El doctor no creía en los demonios, pero usó el lenguaje de la época para llegar a la persona; tal como el "Gran Médico", el Señor Jesús, de hace 2.000 años. Norman Lewis, uno de los mejores escritores de viajes del siglo XX, observó lo mismo en sus viajes por Asia. Él recuerda cómo en Birmania durante los años 50, también los doctores sólo podían obtener la cooperación de sus pacientes asegurándoles que iban a "expulsar a un demonio" fuera de ellos (4). Yo estoy lejos de ser el único en mi entendimiento de este problema. Raymond Brown resume lo que hemos estado diciendo: "Algunos de los casos que los evangelios sinópticos describen como ejemplos de posesión de demonios parecen ser casos de enfermedad natural. Los síntomas que se describen en Marcos 5:4 parecen ser los de la epilepsia, mientras que los síntomas de Marcos 5:4 parecen ser los de una demencia peligrosa. Uno no puede evitar la impresión de que algunas veces, en relación con la posesión de demonios, tanto los evangelistas como Jesús están reflejando el inexacto entendimiento médico-religioso de su época" (5). Joachim Jeremías del mismo modo: "Las enfermedades de toda clase se atribuían a los demonios, especialmente las diferentes formas de enfermedades mentales; entenderemos mejor la magnitud de este temor a los demonios si notamos que la ausencia de hospitales mentales cerrados significaba que las enfermedades de esta clase se mostraban mucho más ante el ojo público de lo que ocurre en nuestro mundo... No hay, por lo tanto, nada sorprendente en el hecho de que los evangelios también retraten la enfermedad mental como una posesión de demonios. Ellos hablan en el lenguaje y conceptualización de su época" (6). Notas
(1) George Lamsa, Gospel Light (Philadelphia: A.J. Holman, 1939) p. 64. (2) G.P. Gilmour, The Memoirs Called Gospels (Toronto: Clarke, Irwin, 1959) p. 69. (3) George Lamsa, New Testament Commentary (Philadelphia: A.J. Holman, 1945) pp. 57,58. (4) Norman Lewis, Golden Earth: Travels in Burma (London: Eland, 2003) p. 196. (5) Raymond Brown, An Introduction to New Testament Christology (London: Geoffrey Chapman, 1994) p. 41. (6) Joachim Jeremias, New Testament Theology (London: S.C.M., 1972) p. 93.
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