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EL VERDADERO DIABLO Una Exploración Bíblica |
correo electrónico del autor, Duncan Heaster
Contenido Capítulo 2 - Algunas Enseñanzas Básicas de la Biblia Capítulo 3 - Algunas Implicaciones Prácticas 3-1 Algunas Implicaciones Prácticas Capítulo 4 - Demonios Capítulo 5 - Un Examen de los Pasajes Específicos de la Biblia que Mencionan al Diablo y a Satanás Capítulo 6 - Algunas Conclusiones |
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1-5 Los Objetores: Resistencia al Concepto Popular Acerca del Diablo Las conclusiones bíblicas de mi capítulo siguiente son que las palabras "Satanás" (adversario) y "Diablo" (calumniador, falso acusador) son simplemente palabras que se pueden usar en las Escrituras sin ninguna connotación negativa, y que a veces se refieren esencialmente al mayor "adversario" que enfrentamos, a saber, el pecado. Además, la idea de un Satanás personal, un ángel caído, sencillamente no se encuentra en el texto bíblico. Sólo el estudio bíblico es la base de mis conclusiones, y espero mantenerlas incluso si el mundo entero está contra mí. Para muchos lectores estas conclusiones serán sorprendentes y preocupantes. Pero debe entenderse que disto mucho de ser el único en haber llegado a este entendimiento. Muy conocidos escritores y pensadores cristianos han llegado precisamente a las mismas conclusiones. En realidad, siempre ha habido protesta por el punto de vista popular. David Joris en el siglo XVI fue un notable ejemplo de rechazo a la creencia en un Diablo personal, junto con otros, especialmente entre los anabaptistas (1). En el siglo XVII hubo un grupo completo de semejantes pensadores: Jacob Bauthumley, Lodowick Muggleton, Anthonie van Dale, Thomas Hobbes [en Leviathan, 1651], Balthassar Bekker [en The World Bewitched, 1693] y otros. Isaac Newton empezó creyendo en el punto de vista oficial acerca del Diablo, pero con el tiempo [junto con su rechazo a la trinidad, al bautismo por aspersión a los niños pequeños y a la inmortalidad del alma], llegó a rechazarlo. Frank Manuel comenta: "El Diablo parece haber sido metamorfoseado en un símbolo de las pasiones de la carne, y su realidad se hace mucho más cuestionable" (2). El notable erudito seguidor de Newton, Stephen Snobelen, desde entonces ha confirmado esto en numerosos artículos, basados en la más reciente publicación de más manuscritos teológicos de Newton. Él también ha sacado a luz que Newton llegó a entender a los demonios no como seres literales, sino más bien como un ejemplo de cómo en el Nuevo Testamento se usa el lenguaje de la época; en este caso, para describir a aquellos que se hallaban afligidos por alguna enfermedad mental. Joseph Mede, en su Apostasía de los Últimos Tiempos, defendía la misma conclusión. Yo hago referencia en la sección 1-4-1 que quizás incluso Milton mismo en realidad no sostenía la idea tradicional, y de hecho (cuando se le interpreta adecuadamente) está ridiculizando la idea en su totalidad como absurda. El siglo XVIII vio similares protestas; por ejemplo, de Arthur Ashley Sykes y Richard Mead. También el siglo XIX, con John Simpson [The Meaning of Satan, 1804, (3)], John Epps [The Devil, 1842], John Thomas [Elpis Israel, 1848], Robert Roberts [The Evil One, 1882], y otros. Separado de los dogmas y tradiciones del viejo mundo, y aún manteniendo una ferviente fe en el cristianismo bíblico, en el siglo XIX hubo muchos inmigrantes llegados a los Estados Unidos que empezaron a escudriñar las Escrituras buscando la verdad. Después que se publicó la primera edición de este libro, un amigo canadiense dirigió mi atención a un libro de Walter Balfour, publicado en Charlestown en 1827 (4). Ese extenso libro llega a las mismas conclusiones que yo en todo este libro. Balfour llegó a las mismas posiciones referentes a la enseñanza básica de la Biblia acerca de Satanás, los demonios y la naturaleza del pecado y del mal; e interpretó pasajes como Job 1 de la misma manera que lo hago yo. Por momentos hay una asombrosa similitud en nuestro estilo y fraseología; sólo me consuela el hecho que mentes independientes, separadas por el tiempo, formación, geografía y circunstancia han llegado al mismo entendimiento. Como ya lo he explicado laboriosamente, no es insoportablemente difícil para mí situarme con la espalda al mundo sobre el tema de Satanás; pero no tener que permanecer totalmente solo es ciertamente algún grado de consuelo y confirmación. Éstos y otros pensadores independientes resistieron contra el enorme peso de la tradición y el dogma combinado de protestantes y católicos. En tiempos más recientes, tanto académicos como cristianos reflexivos han persistido valientemente en su línea de pensamiento. Lamentablemente, la idea generalizada que se sostiene es que el pensamiento acerca de asuntos religiosos es para expertos, el sacerdote, el pastor, el teólogo académico; y ningún estudiante bíblico principiante, por así decirlo, puede tener una opinión válida. Esto, sin embargo, falla en el objetivo total de la revelación bíblica, o sea, que la Biblia es la palabra de Dios para todo su pueblo, y nos corresponde a cada uno de nosotros estudiarla y reflexionar sobre ella, y sacar conclusiones que sostengamos en absoluta integridad personal. De este modo, Gregorio Niceno, uno de los padres fundadores de la idea cristiana popular acerca del Diablo, en realidad lamentó que la gente trabajadora común dentro de la congregación cristiana tenga un activo interés en asuntos teológicos. Él escribió: "Cualquier lugar de la ciudad está lleno de eso, los callejones, las calles... si uno pregunta por la tasa de cambio, recibe un discurso sobre lo creado y lo no creado.. Uno pregunta el precio de una hogaza de pan y se nos dice como respuesta que el Padre es superior, el Hijo subordinado. Uno pregunta si el baño público es adecuado, y se le replica que el Hijo fue hecho de la nada" (5). El espíritu de la frase "cada hombre un estudiante bíblico" estaba lejos de los primeros padres. Ellos deseaban (como muchos pastores y líderes religiosos del presente) confinar el estudio de Dios, la formulación de entendimiento doctrinal, a su propia pequeña élite. Tenían un exceso de confianza en sus propias habilidades y autoridad, lo cual nos deja con una difícil tarea de aclarar el lío que dejaron, y llegar al verdadero mensaje de la Biblia. Gracias a Dios que él preservó el texto verdadero de la Biblia para nosotros, y que ahora la tenemos en nuestro propio idioma para estudiarla. Conclusiones Notas (1) Documentado en Auke Jelsma, Frontiers of the Reformation: Dissidence andOrthodoxy in Sixteenth-Century Europe (Aldershot: Ashgate, 1998), pp. 25–39. El Punto 4 de la Confesión de Fe Anabaptista en Venecia alrededor de 1550 decía que "No hay otro Diablo que la prudencia humana, porque ninguna criatura de Dios es hostil a él excepto ésta”. El documento completo se puede ver en Earl Morse Wilbur, A History of Unitarianism (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1952) Vol. 2 p. 98.
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