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EL VERDADERO DIABLO Una Exploración Bíblica |
correo electrónico del autor, Duncan Heaster
Contenido Capítulo 2 - Algunas Enseñanzas Básicas de la Biblia Capítulo 3 - Algunas Implicaciones Prácticas 3-1 Algunas Implicaciones Prácticas Capítulo 4 - Demonios Capítulo 5 - Un Examen de los Pasajes Específicos de la Biblia que Mencionan al Diablo y a Satanás Capítulo 6 - Algunas Conclusiones |
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4-4 El Lenguaje de la Época Así que vemos que en el Nuevo Testamento se usaba el lenguaje de la época para describir a personas poseídas por demonios, si estaban mentalmente enfermos o si tenían una enfermedad que nadie podía entender (1). La creencia cultural contemporánea de romanos y griegos era que los demonios poseían a la gente, creando de este modo enfermedades mentales. Aquellos cristianos que creen en la existencia de demonios están diciendo en la práctica que las creencias paganas contemporáneas en esta área eran perfectamente correctas (2). Los judíos del primer siglo definitivamente pensaban que los "demonios" eran "almas inmortales" (3). Pero la Biblia no dice nada acerca de "almas inmortales". Por lo tanto, debemos concluir que la Biblia habla de las ideas contemporáneas que son doctrinalmente erróneas sin destacar el hecho de que están equivocadas. Los Errores no se Corrigen Explícitamente
Los milagros de Jesús exponían el error de las creencias locales, por ej., acerca de los demonios, sin necesariamente corregirlos. De este modo, en Lucas 5:21 los judíos hicieron dos falsas declaraciones: que Jesús era un blasfemo, y que sólo Dios podía perdonar pecados. Jesús no los corrigió verbalmente; en cambio, hizo un milagro que demostró la falsedad de aquellas declaraciones. Claramente, la creencia de Jesús era que las acciones hablan más fuerte que las palabras. Él raramente denunciaba las ideas falsas de manera directa, por eso no denunció que la ley mosaica era incapaz de ofrecer salvación, pero mostró por sus acciones, por ej., sanando en el día de reposo, cuál era la verdad. Cuando se le acusó erróneamente de ser un samaritano, Jesús no lo negó (Juan 8:48, 49 compare con 4:7-9), aunque su naturaleza judía, como la simiente de Abraham, era vital dentro del plan divino de salvación (Juan 4:22). Aun cuando los judíos sacaron la errónea conclusión (¡deliberadamente!) de que Jesús estaba "haciéndose igual a Dios" (Juan 5:18), Jesús no lo negó explícitamente; en cambio sostuvo poderosamente que sus milagros lo mostraban como un hombre que actuaba en representación de Dios y, por lo tanto, no era igual a Dios. Los milagros de Jesús mostraban también el error de creer en demonios. El milagro de Jesús de sanar al hombre cojo que se hallaba cerca del estanque fue para mostrar la insensatez del mito judío de que en pascua un ángel tocaba el agua del estanque Betesda, dándole propiedades curativas. Este mito se consigna sin una negación directa de que eso fuera verdad; el milagro de Cristo deja en evidencia su falsedad (Juan 5:4). Otro ejemplo sería el mito judío de que el discurso del sumo sacerdote en la pascua era la trasmisión directa de las palabras de Dios; la idea errónea no se corrige específicamente, pero Dios tiene el control en el sentido que las palabras de Caifás en la pascua, justo antes de la crucifixión se cumplieron de manera extraña, condenando de este modo a Caifás y justificando al Señor Jesús como el Salvador de Israel (Juan 11:51). De este modo, la manera en que Cristo no corrigió explícitamente el error referente a los demonios está en armonía con otros casos de evidente error que tampoco se han corregido explícitamente. El Señor Jesús se burló sutilmente del falso modo de pensar de los judíos respecto al "seno de Abraham", en vez de corregirlo explícitamente (Lucas 16:19-31). La expresión idiomática de que Jacob "fue reunido con sus padres" (Génesis 49:33) se usa a pesar de que muchos lectores de la Biblia van a entender esto con el significado erróneo de que él se reunió con ellos en alguna existencia desincorporada. Se usa esa expresión idiomática, pero sin corregirla. Dios no es tan primitivo para desenvolverse como si estuviera enredándose consigo mismo intentando defender y definir lo que él ha dicho y la forma en que ha escogido decirlo. Él nos habla en nuestro idioma, y en diversas ocasiones en el transcurso de la historia ha tratado con los hombres en términos que ellos puedan entender. Y así los fieles también dicen cosas como "Que el rey viva para siempre", usando una forma social que ellos sabían que no conlleva semejante verdad o intención (Nehemías 2:3; Daniel 2:4; 3:9). Leemos que algunos hombres podían lanzar piedras con una honda "a un cabello, y no erraban" (Jueces 20:16); otra expresión idiomática que, por supuesto, no es literalmente cierta. Cuando el pueblo gritaba Hosanna y "¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor" (Lucas 19:38), ellos pensaban que había llegado el Reino Mesiánico. Y el Señor no se volvió a corregirlos por su aplicación errónea de las Escrituras. Ni los rechazó ni hizo bajar fuego del cielo sobre ellos debido a su falta de entendimiento. No dijo nada y dejó que la multitud siguiera viviendo en su equivocación y viera su muerte, a fin de enseñarles algo respecto a lo que se necesitaba para que se estableciera el reino. Y el mismo enfoque a largo plazo del Señor se halla en su manejo del tema de los demonios. El hijo mayor de la parábola asegura a Dios falsamente que él nunca ha quebrantado ninguno de sus mandatos; pero aunque esto es evidentemente falso, el padre (que representa a Dios) no lo corrige específicamente (Lucas 15:29-31). Naamán el sirio aceptó la fe del Dios de Israel; y después de su "conversión" pidió que se le diera una cantidad de tierra israelita para llevar de vuelta a Siria (2 Reyes 5:17). Esto muestra que Naamán estaba influenciado por la superstición circundante de que uno sólo podía adorar a un dios de otra nación mientras se halle sobre la tierra de esa nación. Pero Eliseo no corrige esto explícitamente; él simple y poderosamente comenta: "Ve en paz". En otras palabras, Eliseo estaba diciendo que la paz que Naamán experimentó en su vida cotidiana era tan maravillosa que obviaba la necesidad de adorar sobre tierra israelita. Génesis 29:31 habla de úteros cerrados y abiertos, no de trompa de Falopio. No había necesidad de inspiración para producir un documento que fuera tan científicamente correcto que la generación contemporánea del documento no pudiera entenderlo. En verdad, la belleza total de la revelación de Dios es que él acepta a las personas en donde estén tal como son, y los conduce a una verdad mayor sin tener que entrar en confrontación con ellos debido a sus incorrectos entendimientos científicos. De este modo, leemos referente a "las dulces influencias de las Pléyades" aun cuando sabemos que las estrellas no tienen influencia sobre nuestra vida hoy (Job 38:31 Versión Rey Santiago, en inglés). Piense detenidamente en los siguientes ejemplos de errores que no se corrigieron explícitamente: - Hananías, un falso profeta, es llamado profeta (Jeremías 28:5, 10). - La mujer pensó que los ángeles lo saben todo y, por lo tanto, David era como un ángel (2 Samuel 14:20). Los ángeles no saben todo. Sin embargo, el concepto inmaduro de la mujer no fue corregido. - Se habla de falsos dioses como si realmente estuviesen vivos y capaces de "comer" los animales sacrificados. Dios dice que él hará morir de hambre [Heb.] a los ídolos de los gentiles (Sofonías 2:11). Así que, en vista de que en el Antiguo Testamento los "demonios" se refieren a los falsos dioses, no es tan inusual que la Biblia hablede los demonios como si fuesen reales, cuando, tal como los falsos dioses, no lo son. La Biblia Usa el Lenguaje de la Época
Si el razonamiento presentado hasta ahora es correcto, entonces debemos demostrar que (a veces) la Biblia efectivamente usa el lenguaje contemporáneo con el tiempo en que se inspiró originalmente. Juan 10:23 habla del "pórtico de Salomón", pero tal como se señala correctamente en la Biblia de Estudio NVI, se pensaba "por lo general, pero erróneamente, que se remontaba a los días de Salomón". Pero el error no se ha corregido. Se ha usado el lenguaje de la época. En Proverbios 8:28 se dice que Dios estableció "los cielos arriba", y el contexto inmediato parece describir a Dios formando el firmamento alrededor de la tierra y luego estableciendo un horizonte en su sitio; precisamente la clase de idea egocéntrica que creía la gente en aquel tiempo. Y Job 26:11; 1 Samuel 2:8; 2 Samuel 22:8 se expresan como si el cielo / firmamento descansara en los montes, desde donde la tierra parece que toca los cielos (Isaías 13:5), mientras que las estrellas se extienden por el norte (Job 26:7). El punto seguramente era que sin importar cómola gente entendiera que se llevó a cabo la creación, Dios lo ha hecho, y con sabiduría. Aunque la Biblia usa el lenguaje de la época, no significa que el Dios que la inspiró desea que creamos en demonios. En nuestro idioma hay muchas expresiones que reflejan ideas falsas. Describimos cierto desorden como "El Baile de San Vito", el cual no lo causa "San Vito" y la mayoría de quienes usan esa expresión no saben nada acerca de Vito. Es evidente que Jesucristo no nació el 25 de diciembre, pero muchos aún usan la expresión "día de Navidad" cuando hablan de ese día. Los nombres de los días de la semana se basan en la adoración a ídolos paganos, por ej., "domingo" significa "el día dedicado a adorar al sol"; "sábado" era el día en el cual se había de adorar al planeta Saturno; "lunes" se relacionaba con la luna, etc. El uso de estos nombres no significa que compartamos las creencias paganas de aquellos que los acuñaron. "Influenza" es asimismo una expresión de uso común hoy en día; estrictamente significa "influenciado por demonios". Cuando a Daniel se le cambió su nombre a "Beltsasar", un nombre que hacía referencia a un dios pagano, el registro inspirado de Daniel 4:19 lo llama "Beltsasar" sin señalar que esta palabra reflejaba una idea falsa. Yo hablo del "Papa" como un medio de identificar a una persona, aun cuando creo que es equivocado creer en realidad que él es un "Papa" o padre espiritual (Mateo 23:9). Nuestro idioma tiene la palabra "lunático" para describir a un enfermo mental. Literalmente significa uno que está "afectado por la luna". En un tiempo se creía que si una persona salía a caminar en la noche cuando había una luna clara, ésta podía ser afectada por la luna y quedar mentalmente enferma (compare con Mateo 17:15). Hoy en día usamos la palabra "lunático" para describir a alguien que está enfermo, pero no significa que creamos que la enfermedad mental la causa la luna. Si se escribieran nuestras palabras y se volvieran a leer dentro de 2000 años, la gente podría pensar que nosotros creíamos que la luna causaba esa enfermedad; pero estarían equivocados porque nosotros sólo estamos usando el lenguaje de nuestros días, tal como lo hizo el Señor hace 2000 años. El Nuevo Testamento también refleja esta relación entre la luna y la enfermedad mental. "Y le trajeron a todos los que tenían dolencias: los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, y los endemoniados, y los lunáticos y los paralíticos, y los sanó" (Mateo 4:24 Reina-Valera de 1909. Revisión del 2009). La repetición de la palabra "y..." da la impresión de que el Señor Jesús sanó toda clase de enfermedades --físicas y mentales, las que se entendían y las que no se entendían--. La palabra "lunáticos" es una traducción del griego sele'niazomai, "afectados por la luna", que se deriva del sustantivo sele'ne', la luna. No es cierto que algunas enfermedades mentales ocurran por haber sido afectado por la luna. Pero se usa la idea sin corregirla, tal como la idea de "posesión demoníaca" que se menciona en la frase ya señalada. La Biblia está escrita de tal manera que la gente de su época la habría entendido; por lo tanto, a veces habla de cómo las cosas parecen ser como si realmente existieran. Dios advierte a no consultar a "los nigromantes" (Levítico 19:31 Biblia de Jerusalén); no, "ni a aquellos que piensan que tienen acceso al supuesto mundo de los espíritus que, por supuesto, no existe". De este modo, Génesis 18:2 habla de "tres varones" que visitaron a Abraham; en realidad, eran ángeles (Génesis 19:1); pero se les describe tal como se veían. Asimismo, leemos que Jesús "entrando en una barca, se sentó en ella en el mar" (Marcos 4:1). Por supuesto, él no se sentó literalmente en el mar. Pero así es como habría parecido para un espectador sentado en la herbosa ladera, que oía claramente la voz de Jesús a una gran distancia debido al anfiteatro natural que ofrecía la topografía. En este caso, el Espíritu adopta esta perspectiva a fin de invitarnos a ocupar nuestro lugar en esa misma ladera, por decirlo así, observando al Señor Jesús a una distancia moderada, que se veía como si estuviera sentado en el mar. Quizás el relato está implicando que los oyentes estaban tan paralizados por las palabras y persona de Jesús que ellos dejaron de ver la barca y sólo veían a Jesús, que entregaba la imagen de un hombre carismático, de palabras absorbentes, sentado en el mar enseñando a un público fascinado. Hay otro ejemplo de esta clase de situación en Jueces 5:5: "Los montes temblaron ["se licuaron", Biblia de Jerusalén], que para un distante observador el agua que bajaba por la montaña daba la impresión de que éstas se estaban derritiendo; no, por supuesto, que efectivamente fuera así. "El Dios que se halla arriba" Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, la Biblia habla menudo del sol "que nace", que "se pone" y que viaja por el firmamento; esta es una forma humana de expresarlo, como lo vería un observador terrestre, pero eso no es científicamente correcto. Leemos acerca del "Dios que se halla arriba" (Job 3:4; 31:28 Versión Rey Santiago); debido a que la tierra gira sobre su propio eje, esto no es estrictamente correcto. Se ha revelado que la morada de Dios tiene una ubicación fija; el hecho de que la tierra gire tal como lo hace significaría que Dios no puede ser literalmente "el Dios que se halla arriba" para un creyente de Australia y para uno de Inglaterra al mismo tiempo. Sin embargo, se afirma que Dios está "arriba" físicamente (Ezequiel 1:22, 26; 10:9); en verdad, Cristo usó la palabra "arriba" como una expresión idiomática para referirse a Dios (Juan 8:23; 19:11). El punto que estamos tratando de establecer es que Dios se revela a sí mismo de manera tal que los mortales terrestres puedan comprender. La mayoría de sus hijos en el transcurso de los siglos probablemente creyeron en una tierra plana y que Dios vivía en el firmamento (de ahí que la misma palabra hebrea se usa para "cielo" en el sentido de la morada de Dios, y "cielo" para referirse a al firmamento). Y Dios consintió en eso mediante el lenguaje que él usó en la Biblia. El sol se menciona en Génesis 1 como el más grande planeta de luz en toda la creación; sin embargo, hay millones de soles, y nuestro sol sólo parece ser la mayor luminaria desde nuestro punto de vista humano. Y Dios consintió en esto mediante el estilo lingüístico del relato del Génesis. Y así dejemos en claro nuestro punto de vista: Dios está haciendo exactamente lo mismo en el Nuevo Testamento con el lenguaje acerca de los demonios. Lectores Específicos
Debe notarse por todo esto que la Biblia que nosotros tenemos lleva las marcas del hecho que fue escrita para lectores específicos (así como también para nosotros), y el lenguaje que se usó es prueba de ello. Leamos 1 Corintios 7 para comprobar lo que quiero decir. Está claro que Pablo está contestando algunas preguntas sumamente específicas que los creyentes corintios le habían escrito. Él empieza sus párrafos así: "En cuanto a las cosas de que me escribisteis... En cuanto a las vírgenes... En cuanto a lo sacrificado a los ídolos..." (1 Corintios 7:1, 25; 8:1). Casi podemos imaginarlo sentado allí con la carta de ellos delante de él, contestando las preguntas punto por punto. Pero no sabemos cuáles fueron sus preguntas, y esto hace difícil la interpretación de las palabras de Pablo aquí; aunque, por supuesto, su estudio es beneficioso para nosotros. El hecho es que algunas partes de la Biblia que tenemos fueron escritas para sus lectores específicos, y esto queda reflejado en el lenguaje que se usó (Deuteronomio 3:9, 11). La iglesia primitiva poseía los dones milagrosos del Espíritu Santo, los cuales ya fueron retirados; sin embargo, el Nuevo Testamento consigna mandatos referente a ellos que eran relevantes sólo para la iglesia del Nuevo Testamento. Podemos aprender principios generales de estos relatos, pero su existencia no es prueba de que hoy día podemos poseer los dones. El Lenguaje de la Época en el Antiguo Testamento
Parte del lenguaje de la Biblia se refiere a supersticiones paganas que son evidentemente falsas; por ej., las piedras escuchan (Josué 24:27), los árboles conversan (Jueces 9:8-15), los cadáveres hablan (Isaías 14:9-11). Estas ideas son claramente tonterías. Y sin embargo el Espíritu las recoge y las usa a fin de expresar la palabra de Dios a la gente en un lenguaje contemporáneo. De este modo, Isaías 34:1 invita a las naciones que rodean a Israel a acercarse y oír el castigo que Dios estaba pronunciando en contra de Idumea. Como era de esperar, lo que sigue es una descripción de total desolación usando el lenguaje que esta gente podía entender. En el pensamiento contemporáneo, se creía que Lilit era un demonio nocturno que merodeaba entre las ruinas y acechaba en lugares desolados (4). Isaías 34:14 describe la desolación de Idumea con estas palabras: "Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje [un sátiro, alusión a un demonio] gritará a su compañero; la lechuza [Lilit, la forma hebrea de la Lilitu acadia] también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo". Ahora bien, no hay posibilidad alguna que la Biblia esté enseñando la existencia real de Lilitu. Sin embargo, no hay aviso o advertencia de que Lilitu no existe. Se espera evidentemente que nos demos cuenta por las copiosas demostraciones y declaraciones que Yahvéh es el único Dios verdadero y que Lilitu no existe. Si insistimos en que los demonios existen debido a la forma en que está escrito el Nuevo Testamento, entonces también debemos aceptar que Lilitu también existe y que ronda por cada edificio abandonado después que oscurece. R. K. Harrison hace el siguiente comentario: "Como observación general debe notarse que tales referencias a la mitología pagana, como las que ocurren en el Antiguo Testamento, han sido totalmente despojadas de todos sus vínculos paganos, y parecen en gran medida como figuras idiomáticas del pensamiento o expresión popular más bien que como serios conceptos metafísicos" (5), es decir, "no tome el hecho de que el lenguaje referente a los demonios se usa en la Biblia para probar que los demonios efectivamente existen". La Biblia es bastante clara en que la muerte es inconsciencia, y que el alma humana es mortal, y no inmortal. Y sin embargo hay alusiones a las ideas erróneas acerca de estas cosas en todo el lenguaje del Antiguo Testamento, a fin de explicar claramente a Israel de manera tal que ellos entendieran. De este modo, Jeremías 31:15 habla de Raquel que llora en Ramá por sus hijos. Raquel fue enterrada cerca de Ramá (1 Samuel 10:2), y Jeremías presenta una imagen del espíritu de Raquel rondando su tumba y llorando por los judíos que serían matados por los asirios, siglos después. Jeremías está describiendo cómo Dios empatiza con el dolor de Judá, y para hacerlo, les habla de manera tal que puedan entender, pero el objetivo principal es fundamentalmente: "Reprime las lágrimas de tus ojos, Dios revertirá todo esto". Sin embargo, para establecer esta idea se hizo alusión a falsas creencias acerca del espíritu de Raquel en su tumba. Había un mito en los días de Ezequiel, de que la tierra física de Israel era responsable de las desgracias de aquellos que vivían en ella. Esto no era cierto, y sin embargo Dios razona con Israel, usando la idea que en aquel tiempo era tan popular: "Así el Señor Omnipotente: Por cuanto te han dicho que tú [la tierra] devoras a los hombres y dejas sin hijos a tu propio pueblo, el Señor Omnipotente afirma: Ya no devorarás más hombres... lo afirma el Señor Omnipotente" (Ezequiel 36:13, 14 NVI). Comentamos en el capítulo 1 que había una idea pagana común de que el mar era un gran monstruo que deseaba devorar a la tierra. Aunque esto es evidentemente falso, la Biblia usa a menudo esta figura idiomática a fin de ayudar a sus primeros lectores a captar la idea que se estaba presentando; véase Job 7:12 (Traducción de Moffat); Amós 9:3 (Moffat); Jeremías 5:22; Salmos 89:9; Habacuc 3:10; Mateo 14:24 (texto griego); Marcos 4:37. La mitología asiria llamaba a este rebelde monstruo marino "Rahab"; y este es exactamente el nombre que se da al monstruo marino de Egipto en Isaías 51:9. Otro ejemplo se halla en la descripción de rayos y nubes de tormenta como "una serpiente tortuosa" (Job 26:13; Isaías 27:1). Esto estaba aludiendo evidentemente a la creencia pagana contemporánea de que los rayos y las aterradoras formaciones de nubes eran realmente visiones de una masiva serpiente. Estos pasajes no dejan al descubierto la necedad de semejante idea, ni intentan una explicación científica. En cambio, dejan en claro que Dios controla estas cosas. Nahum 1:3 seguramente alude a estas ideas: "Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies". La actitud de Cristo ante la prevaleciente creencia en demonios es idéntica en este punto; sus milagros demostraban claramente que el poder de Dios era absoluto y completo, no limitado por las supersticiones de los hombres referente a los así llamados "demonios". Aquellos que creen que los relatos del Nuevo Testamento acerca de "demonios" prueban que tales seres efectivamente existen se hallan lógicamente inclinados a aceptar que el mal es realmente un monstruo, y que el rayo es en realidad una enorme serpiente. Esto es seguramente una observación potente; debe haber un reconocimiento de que la Biblia usa el lenguaje de la época en el cual está escrita, sin que necesariamente apoye las creencias que forman la base de ese lenguaje. Hemos mostrado que nuestro propio uso del lenguaje es similar. La Biblia hace esto a fin de confirmar la clase de verdades básicas que consideramos en el capítulo 2, que Dios es todopoderoso; él es responsable de nuestras pruebas; el pecado procede desde dentro de nosotros. Todas estas cosas pueden tener sentido si reconocemos la grandeza del poder de Dios para salvar. Tal como las descripciones del sol que nace y que se pone, la enfermedad se menciona en un lenguaje técnicamente "incorrecto" acerca de los "demonios". Hay muchos ejemplos bíblicos del uso de lenguaje que era comprensible en el tiempo en que se escribió, pero que ahora es poco familiar o irrelevante para nosotros, por ejemplo, "piel por piel" (Job 2:4) alude a la antigua práctica de comercializar pieles de valor equivalente; a un hieródulo [un homosexual que practica la prostitución] se le llama "perro" en Deuteronomio 23:18 (Biblia de Jerusalén). Y la descripción de Ezequiel acerca de la invasión a Israel en los últimos días alrededor del tiempo de la segunda venida de Cristo dice que los invasores vendrán con caballos, espadas y otras antiguas armas militares (Ezequiel 38:4; 39:3, 9, 10). Se nos dice que sus espadas, arcos y flechas serán quemados en la tierra de Israel durante los primeros siete años de la venida del reino de Dios. Literalmente hablando, es muy poco probable que esto ocurra. Debemos tomar la mención de espadas, arcos y flechas como lenguaje cotidiano del aquel tiempo por lo que nosotros entendemos actualmente como lanzamisiles, tanques, etc. El lenguaje acerca de demonios es otro ejemplo. Leemos acerca de posesión demoníaca, y en el lenguaje actual podemos interpretar esto como epilepsia y ciertas enfermedades mentales. Frecuentemente, el Antiguo Testamento habla de varones que "se reúnen con sus padres" (por ej., Jueces 2:9). Esto se refiere a la idea común de que después de la muerte, un hombre iba a reunirse con su padre, abuelo y otros ancestros varones (6). Sin embargo, la Biblia es clarísima en que todos los seres humanos son mortales, la muerte no es una entrada a una nueva vida, es inconsciencia. He examinado en gran medida este tema en todo el capítulo 4 de Principios Básicos de la Biblia. Y sin embargo, esta expresión idiomática acerca de reunirnos con nuestros padres se usa reiteradamente, aun cuando se refiere a una teología que es extremadamente incorrecta y simplemente mítica. Pero el lenguaje de la época se usa para describir a la muerte, tal como el lenguaje acerca de demonios se usa en el Nuevo Testamento para referirse a enfermedades mentales o inexplicables. La palabra hebrea para "cementerio" que se usa en Jeremías 31:40, es shede-mot. Literalmente esto significa "el campo de Mot", y Mot era el dios cananeo de la muerte (7). Las falsas ideas acerca de la muerte habían entrado en la estructura misma del idioma hebreo; y sin embargo Dios aun así usa esa expresión cuando inspiró a Jeremías a que escribiera su palabra a Israel. Dios no ofrece ninguna nota al pie de página, por decirlo así, al efecto de que "por supuesto, nosotros ya sabemos que Mot no existe". Dios es demasiado grande para tener que explicarse a sí mismo o anticiparse a las críticas de esta manera. Él simplemente usa palabras y expresiones humanas. El Lenguaje de la Época en el Nuevo Testamento
Con esto en mente, es sorprendentes cuántos ejemplos se pueden hallar en el Nuevo Testamento respecto al lenguaje de la época que se usa sin que tales palabras se corrijan. Estos son algunos ejemplos: --Los fariseos acusaron a Jesús de hacer milagros por el poder de un falso dios llamado Beelzebú. Jesús dijo: "Si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos?" (Mateo 12:27). 2 Reyes 1:2 nos dice claramente que Beelzebú era un falso dios de los filisteos. Jesús no dijo, "Miren esto, 2 Reyes 1:2 dice que Beelzebú era un falso dios, así que la acusación de ustedes no puede ser cierta". No, él habló como si Beelzebú existiera, porque estaba interesado en que su mensaje llegara a su público. Y de la misma manera Jesús habló acerca de echar fuera a los demonios; él no se detuvo a explicar que "en realidad, no existen"; él simplemente predicó el evangelio en el lenguaje de la época. --El Señor habló de "Mammon", el dios sirio de las riquezas, sin ninguna explicación de que este dios no existía; su objetivo más esencial era que nosotros debemos servir al único Dios verdadero. --Pablo habla de los Gálatas como si estuvieran "hechizados" (Gálatas 3:1 NVI); una expresión que empleó para referirse a falsas ideas, sin ninguna aclaración suya. --Asimismo, a veces Pablo citaba o aludía a ideas judías populares con las cuales él no estaba necesariamente de acuerdo. La falta de comillas en el griego del Nuevo Testamento significa que es difícil para nosotros discernir a tanta distancia cuando él hacía esto; pero me parece que esto ocurre bastante en sus escritos. Es así como él usa la frase "todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo" (1 Tesalonicenses 5:23), una expresión judía popular para referirse a una persona "como un todo"; pero, por los otros escritos de Pablo, está claro que él no consideraba al cuerpo y el alma como entes separados. De igual forma, él usa la expresión "sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades" en Colosenses 1:16, que es una frase rabínica que expresaba la idea de ellos acerca de "las diversas gradaciones de espíritus angélicos" (8). Pero es dudoso que él creyera en esto. --Hechos 16:16 son las palabras de Lucas, bajo inspiración: "Nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación ["espíritu de Pitón", nota al margen, Biblia de Jerusalén]. Como se explica en una nota al margen en la versión Diaglott, Pitón era el nombre de un falso dios en el que creía la gente durante el primer siglo, posiblemente era el mismo dios Apolo. Se creía que el "espíritu de Pitón se apoderaba del "alma inmortal" de la persona poseída. En vista de que la Biblia se opone firmemente a la idea de un alma inmortal, no hay forma posible en que un espíritu de Pitón pueda poseer a alguien. Así que definitivamente Pitón no existía, pero Lucas no dice que la muchacha estaba "poseída por un espíritu de Pitón, el cual, de paso, es un falso dios que en realidad no existe". De igual manera, los evangelios no dicen que Jesús "echaba fuera a demonios que, de paso, en realidad no existen; es tan solo el lenguaje de la época para referirse a las enfermedades". Los demonios expulsados de Legión fueron "al abismo" (Lucas 8:31); el concepto pagano acerca del abismo es una insensatez, no obstante si creemos que el relato de la curación de Legión enseña la existencia de demonios, entonces lógicamente también debemos creer en "el abismo". --Lucas 5:32 consigna que Jesús dijo a los judíos inicuos: "No he venido a llamar a justos...". Él estaba implicando que: "No he venido a llamar a quienes se creen justos". Pero Jesús les habló en sus propias palabras, aun cuando, técnicamente, él estaba usando un lenguaje que era falso. Lucas 19:20-23 muestra que Jesús estaba usando en la parábola las palabras equivocadas del hombre que tenía sólo un talento, para razonar con él, pero no corrige las palabras equivocadas que usó el hombre. --Los judíos de la época de Cristo pensaban que ellos eran justos porque eran descendientes de Abraham. Por lo tanto, Jesús se dirigió a ellos como "los justos" (Mateo 9:12-13), y dijo: "Sé que sois descendientes de Abraham" (Juan 8:37). Pero él no creía que ellos eran justos, como tantas veces lo dejó en claro; y él mostró claramente, por su razonamiento en Juan 8:39-44, que ellos no eran la simiente de Abraham. Así que Jesús tomaba las creencias de la gente al pie de la letra, sin contradecirlas inmediatamente, sino demostrando en cambio la verdad del asunto. Hemos mostrado que este era el enfoque de Dios al tratar con las creencias paganas que eran comunes en tiempos del Antiguo Testamento. La actitud de Cristo respecto a los demonios en tiempos del Nuevo Testamento, era la misma. Los milagros facultado por Dios dejaron abundantemente en claro que era Dios quien causaba las enfermedades, no alguna otra fuerza, ya que era Dios quien tenía el grandioso poder de sanarlas. --Pablo citó de poetas griegos, famosos por la cantidad de disparates antibíblicos que ellos producían, a fin de confundir a aquellos que creían en lo que enseñaban los poetas (Tito 1:12; Hechos 17:28). Lo que estamos sugiriendo está compendiado en la respuesta de Pablo al hallar un altar dedicado a la adoración al "Dios Desconocido", es decir, a cualquier deidad pagana que pudiera existir, pero que la gente de Atenas hubiera pasado por alto. En vez de reprenderlos por su necedad al creer en esto, Pablo los tomó desde donde estaban y los llevó a que entendieran al único Dios verdadero, en el cual ellos no creían (Hechos 17:22-23). --Efesios 2:2 habla del "príncipe de la potestad del aire". Esto alude claramente a los conceptos mitológicos de Zoroastro, algo que los lectores de Pablo creyeron en otro tiempo. Pablo dice que ellos vivieron en otro tiempo bajo "el príncipe de la potestad el aire". En el mismo versículo, Pablo define esto como "el espíritu [actitud mental] que... opera" en el hombre natural. Previamente habían creído en el concepto pagano acerca de un príncipe de espíritu celestial, ahora Pablo establece que el poder al que ellos anteriormente estaban formalmente sujetos era el de su propia mente inicua. De este modo, se hace alusión y se habla de la idea pagana sin reprenderla específicamente, mientras se muestra la verdad respecto al pecado. --Hechos 28:3-6 describe como una serpiente letal atacó a Pablo, aferrándose a su brazo. La gente que se hallaba cerca decidió que Pablo era un homicida a quien "la justicia no deja vivir". Su entendimiento de la situación era totalmente equivocado. Pero Pablo no les explicó esto en detalle; en cambio, hizo un milagro sacudiéndose de la serpiente sin que fuera mordido. --2 Pedro 2:4 habla de que la gente inicua va al Tártaro (que en muchas versiones se ha traducido como "infierno"). Tártaro era un lugar mítico en el inframundo; sin embargo, Pedro no corrige esa idea, sino más bien la usa como un símbolo de completa destrucción y castigo por el pecado. El uso que hace Cristo de la palabra Gehenna era similar. N. T. Write observó: "El Nuevo Testamento en griego en realidad no tiene una palabra que signifique "milagro"; cuando sucedían cosas que parecían dar ideas normales de la realidad de algo impactante, los escritores del evangelio usaban palabras como "señales", "acciones poderosas" (9). Y yo iría más lejos y sugeriría que esto tiene algo que ver con la razón por la cual ellos usaban el "lenguaje de la época" para designar los "milagros", es decir, "echar fuera demonios". Joachim Jeremias lo expresó bien: "Las enfermedades de toda clase se atribuían a los demonios, especialmente las diferentes formas de enfermedades mentales... Entenderemos mejor la extensión de este temor a los demonios si notamos que la falta de hospitales mentales cerrados significaba que esta clase de enfermedades quedaba mucho más expuesta al ojo público de lo que ocurre en nuestro mundo... Por lo tanto, no hay nada sorprendente en el hecho de que los evangelios también representen a las enfermedades mentales como estar poseído por demonios. Ellos hablan en el lenguaje y conceptualización de su tiempo" (10). ¿Por qué usa Dios el lenguaje de la época? Dios responde al necio conforme a su necedad (Proverbios 26:5). De este modo, Dios resucitó a Samuel cuando Saúl le pidió a la bruja que lo trajera a la vida (1 Samuel 28). Por supuesto, las brujas no tienen poder para contactar a los muertos; sin embargo, Dios confirmó a Saúl en su estupidez. Si los hombres optan por seguir la vana filosofía de la carne, Dios los confirmará en sus desvaríos (2 Tesalonicenses 2:11). En conformidad con esto, Dios castiga a los hombres con una recompensa que es apropiada para la clase de pecado que ellos cometen (Romanos 1:27). Hemos mostrado cómo Dios claramente apeló a Israel para que dejaran de creer en demonios, porque no existían y él era el único Dios verdadero (Deuteronomio 32:15-24). Lamentablemente, Israel continuó creyendo en demonios. Por lo tanto, el castigo de Dios para ellos se expresaba en el lenguaje que aludía a los demonios. El lenguaje de la Biblia alude a menudo al falso modo de pensar del mundo pagano circundante de tal manera como para demostrar el poder del verdadero Dios y su doctrina. Uno de los ejemplos más antiguos se encuentra en Génesis 4:7. "Si no hicieres bien, el pecado está a la puerta acechando" (texto hebreo). Esto parece estar diciendo que si Caín estaba dispuesto a arrepentirse, una adecuada ofrenda por el pecado se hallaba afuera de la puerta, la cual él podría matar y ofrendar como Dios lo requería. Pero aquí hay una muy clara alusión al demonio mesopotámico Rabisu o "el que acecha", el cual se pensaba que esperaba escondido a sus enemigos. Esta idea era corriente en el tiempo en que Moisés fue inspirado a escribir el relato del Génesis. Por medio de esta alusión al mítico Rabisu, Dios está diciendo: "No te preocupes por Rabisu, él no existe; es a mí a quien debes temer, no a él. Lo que necesitas hacer es una ofrenda por el pecado y reconciliarte conmigo, el único verdadero Dios, más bien que preocuparte por mitos como Rabisu". Note que no es el estilo de Dios embarcarse en una larga y directa justificación de su grandeza en oposición a Rabisu. Los israelitas que adoraban a demonios en el desierto fueron aniquilados por la "mortandad [LXX daimonion, o demonio]que en medio de día destruya" (Salmos 91:6). Esto se refería presumiblemente a cómo algunos de los israelitas perdieron la vida por la insolación, y alude a la creencia común de que el mareo del mediodía era el resultado de una actividad demoníaca. Es como si Dio estuviera diciendo: "Los demonios no existen Pero si ustedes insisten en creer en ellos, bueno, conforme, los demonios los destruirán a ustedes". De igual manera, Cristo condenará a los inicuos en el día del juicio por la propia boca de ellos (Lucas 19:22), es decir, él los castigará basándose en los propios términos de ellos. Jesús no es un hombre inflexible; pero en la parábola, él no corrige al hombre por decir esto, sino que más bien razona sobre la base de que si esto fuese cierto, entonces qué había hecho el hombre respecto a su creencia en Jesús, incluso si fuera una creencia errónea... --"El terror nocturno" (Salmos 91:5) también se menciona como destruyendo a Israel, y esto también puede ser una alusión a un mítico demonio que se supone que mata a la gente de noche. A pesar de estas alusiones, es evidente que fue Dios quien, por medio de sus ángeles, destruyó y castigó a Israel (Salmos 78:48-49); no fueron los demonios pecaminosos e independientes en los cuales creían las culturas circundantes. Había un tema común en la antigua demonología de que había siete demonios mayores que eran los responsables de las plagas y las calamidades. Cristo aludió a esto, sin corregirlo, en su parábola de los siete espíritus malignos que volvieron a entrar en el hombre sanado (Mateo 12:45). Deuteronomio 28:22 también podría estar aludiendo a esto cuando describe a las siete calamidades que caerían sobre Israel si ellos se apartaban de Yahvéh. Notas
(1) Esta es también la interpretación que sugiere G.B. Caird, This is also the interpretation suggested by G.B. Caird, The Language andImagery of the Bible (London: Duckworth, 1980) pp. 238,239. Hay mucho en este libro que tiene que ver con el tema de cómo usa Dios el lenguaje en relación con los demonios. La conexión entre demonios, ídolos y el lenguaje cotidiano se halla también desarrollada por John Allfree en Deamon Posesión, (Mansfield: Bible Study Publications, 1986). F.G. Jannaway cita un relato de Yates' History of Egypt donde el autor narra cómo en el Oriente Medio, en el siglo XIX, se le pide que "eche fuera a un Diablo", por lo cual yo simplemente entendí que yo había de curar las dolencias corporales de la persona". Véase See F.G. Jannaway, Satan‟s Biography (London: Maranatha, 1900) p. 54. (2) La lógica de esta observación se halla claramente expuesta por Robert Roberts, Christendom Astray (Birmingham: C.M.P.A., 1962 ed.) Chapter 7. (3) Véase Flavius Josephus, Wars of the Jews 7.156 (4) Véase R.C. Thompson, The Devils and Evil Spirits of Babylonia (London: Kuzac, Co., 1904) and R.K. Harrison, The Interpreter‟s Dictionary of the Bible (Grand Rapids: Eerdmans, 1969) Vol. 1 pp.853, 854. (5) R.K. Harrison, “Demonology” in Merrill Tenney (ed.), The Zondervan Encyclopaedia of the Bible Vol. 2 p.97 (Grand Rapids: Zondervan, 1982). (6) Véase Robert Boling, Judges (The Anchor Bible), (New York: Doubleday, 1975) p. 72; Eric Meyers, The Biblical Archaeologist Vol. 33 (1970) pp. 15–17. (7) Véase John Bright, Jeremiah (New York: Doubleday, 1965) p. 283. (8) See John Simpson, The Meaning of Satan (Grammata: Brentwood Bay, B.C., 1999 ed.) p. 76. (9) N.T. Wright, Who Was Jesus? (Grand Rapids: Eerdmans, 1993) p. 80. (10) Joachim Jeremias, New Testament Theology (London: S.C.M., 1972) p. 93.
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