>
| |
| |
| |
| |
| |
EL VERDADERO DIABLO Una Exploración Bíblica |
correo electrónico del autor, Duncan Heaster
Contenido Capítulo 2 - Algunas Enseñanzas Básicas de la Biblia Capítulo 3 - Algunas Implicaciones Prácticas 3-1 Algunas Implicaciones Prácticas Capítulo 4 - Demonios Capítulo 5 - Un Examen de los Pasajes Específicos de la Biblia que Mencionan al Diablo y a Satanás Capítulo 6 - Algunas Conclusiones |
|
PRÓLOGO Duncan Heaster sabiamente presenta su tesis sobre El Verdadero Diablo con un capítulo preliminar que trata de la historia de la popular idea (aunque ésta cambia constantemente de forma) acerca de un ser legendario y mítico que se originó en los tiempos babilonios y persas, e influyó en todos los que entraban en contacto con sus poderosos imperios. Él sigue la historia de esa influencia durante la época griega y romana, pasando por el tiempo patrístico de los primeros cristianos, por la Edad Media y por la Reforma, hasta la época actual; un mito persistente y cambiante que no tiene cabida dentro de las páginas de la Sagrada Escritura. Claramente, su propia preferencia, según él declara, está enfocada firmemente en la palabra de Dios; pero, al mismo tiempo, está consciente del valor de la historia y su papel de mucha ayuda para influir en cuántos de nosotros se acerquen al tema. Él está consciente de que necesita dirigirse a su lector dónde éste realmente está. Porque muchos no se acercarán a este tema sin un previo acondicionamiento cultural, adquirido fuera del ámbito de la Biblia. Mi experiencia personal ha sido que mi compañero en discusión, un clérigo profesional, algunas veces está mucho más familiarizado con lo que él imagina que John Milton cree y dice acerca de Satanás en su libro Paraíso Perdido que con lo que dice la Biblia. De manera similar, los ávidos partidarios de los grandes clásicos rusos posiblemente no han leído bien algunas de las expresiones metafóricas de, digamos, Iván Karamazov en Los Hermanos Karamazov, o de Un Día en la Vida de Iván Denosovich, prefiriendo su propia equivocada idea acerca de lo que piensa que el autor está diciendo. Y así el autor presenta un claro registro histórico de este persistente y erróneo mito, con notas al fin de cada capítulo y bibliografía para los que estén suficientemente interesados en continuar el estudio antes de proceder con la enseñanza bíblica básica sobre el tema. Nunca ha habido una enseñanza clara y coherente sobre el Diablo de parte de las iglesias tradicionales durante los dos milenios pasados. Orígenes rechazó las teorías etiópicas de Enoc; Agustín no siguió totalmente a Orígenes, así como Abelardo no estuvo de acuerdo con Anselmo en que la expiación no tenía nada que ver con el Diablo. Y Tomás de Aquino y Calvino tenían sus propios puntos de vista personales, en tanto que Schleiemacher, más recientemente, cuestionó el concepto de una caída entre los ángeles buenos y dijo que Jesús no relacionó al Diablo con el plan de salvación; en cambio, Jesús y sus discípulos tomaron su demonología de la vida corriente de ese período más bien que de la Escritura. Incluso en la historia, el Diablo no ha tenido jamás un papel o función fija. Así que yo respaldo la inclusión de La Historia de una Idea como preliminar a la discusión. Tiene potencial para hacer frente a la efectiva posición cultural del lector, y por la gracia de Dios, puede conducir al más genuino entendimiento y a una respuesta positiva. Ciertamente, cuando llegamos a la verdadera enseñanza bíblica y a las implicaciones prácticas de estas enseñanzas nos enfrentamos con un caso formidable. Al examinar los pasajes bíblicos específicos que podría pensarse que mencionan al Diablo y a Satanás, desde la serpiente en Edén (Génesis 3) hasta la atadura de "Satanás" en Apocalipsis 20, "no se ha dejado piedra por mover" para abordar incluso el más remoto e improbable texto que para algunos pudiera tener la más leve insinuación de un ser demoníaco literal. El lector no quedará con duda alguna acerca de la verdadera enseñanza de la Escritura sobre el tema, y que "nuestro más grande Satanás / adversario personal es (en realidad) nuestra propia humanidad y tendencia pecadora". Esa, ciertamente, fue la clara percepción que absorbía a los grandes clásicos rusos como Dostoievski, Tolstoy y Solzhenitsyn. Tal como Aliocha dijo tan pertinentemente en Un Día en la Vida de Iván Denisovich: "Deberías regocijarte de que estás en prisión. Aquí tienes tiempo para pensar en tu alma" (Penguin, edición de 1982, p. 140). Pero no termina ahí. Aunque es ahí donde está el problema para cada uno de nosotros, no se resolverá simplemente con represión de nuestros deseos pecaminosos en una especie de sistema legalista y clínico. Como el apóstol Pablo, hace muchísimo tiempo, consciente del verdadero mensaje de la Biblia, Duncan alcanzó su punto culminante. La solución es positiva y no se ha de encontrar en represión negativa. La "nueva ética" exige una completa sumisión al Señor Jesucristo como nuestro Señor y Maestro personal, bautizándonos en él por inmersión. En Cristo, con imputada justicia, fortalecido por su gracia, actuando como actuó, pensando como pensó […], "muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro […], siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna". Recomiendo esta honesta presentación hecha por mi hermano en Cristo a todos los que están buscando fervientemente la verdad acerca de la naturaleza del mal y el único camino que se ha dado bajo el cielo para que sea totalmente vencido. Que Dios bendiga su sincero y honesto esfuerzo por alcanzar la verdad. E.J. Russell, B.A., Litt.B, M.Ed., D.P.E., T.C.
|