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EL VERDADERO DIABLO Una Exploración Bíblica |
correo electrónico del autor, Duncan Heaster
Contenido Capítulo 2 - Algunas Enseñanzas Básicas de la Biblia Capítulo 3 - Algunas Implicaciones Prácticas 3-1 Algunas Implicaciones Prácticas Capítulo 4 - Demonios Capítulo 5 - Un Examen de los Pasajes Específicos de la Biblia que Mencionan al Diablo y a Satanás Capítulo 6 - Algunas Conclusiones |
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Digresión 4. La Intención y Contexto de Génesis 1–3 La Intención de Moisés en Génesis Recordemos que bajo inspiración, Moisés escribió Génesis, presumiblemente durante los 40 años de peregrinación. Por lo tanto, él lo escribió en un contexto de explicar cosas a Israel mientras deambulaba por ese desierto, preguntándose quiénes eran, de dónde venían, hacia dónde iban, y cuáles de los mitos acerca de los "orígenes" que ellos escuchaban de los pueblos circunvecinos eran en realidad verídicos. Los israelitas, por ejemplo, se encontraron con los ceneos [Heb. qeni] una tribu nómada errante con quienes nadie quería mucho tener que ver, ya que se les percibía que estaban maldecidos (Génesis 15:19; Números 24:21, 22). Génesis 4 explica por qué eran así; ellos eran descendientes de Caín [Heb. Qayin], el cual fue castigado con una existencia incierta debido a su pecado. Este enfoque explica por qué hay tantos enlaces dentro del Pentateuco, por ejemplo, el Espíritu "revolotea" sobre las aguas en Génesis 1:2, tal como Dios como un águila [un símbolo del Espíritu] "revolotea" sobre Israel al llevar a efecto su creación como nación (Deuteronomio 32:1). El punto es, lo que Dios hizo en la creación, puede hacerlo en cualquier momento. Así como hizo que las aguas "rebosaran" en Génesis 1:20, así también él hizo que las aguas del Nilo "rebosaran" de ranas (Éxodo 7:28) a fin de salvar a su pueblo de una situación desesperada, trastornada, caótica y sin esperanza. Las luminarias habían de ser por señales, por tiempos fijos [temporadas, KJV] para los días y para los años. La palabra hebrea para "temporadas" no se refiere al clima o al tiempo atmosférico. Es la palabra que se usaba para los festivales religiosos que Dios mandó a Israel en el desierto; por lo tanto, el relato de la creación estaba en el contexto del entendimiento de Israel de que las luminarias del cielo están allí para que Israel sepa cuando guardar las festividades que Moisés les había mandado. El mandato de subyugar a los animales en Edén [¿la tierra prometida a Abraham?] corresponde a posteriores mandatos de subyugar a las tribus que vivían en la tierra (Génesis 1:28 = Números 32:22, 29; Josué 18:1). El "temor y el miedo" hacia los humanos que sobrevino a los animales después del diluvio está claramente conectado con el "temor y el miedo" que había de sobrevenir a los habitantes de Canaán por causa de los israelitas (Génesis 9:2 = Deuteronomio 1:21; 3:8; 11:25). Cuando Moisés "acabó la obra" del tabernáculo (Éxodo 40:33), hay una clara alusión a Dios cuando "acabó... la obra" de la creación (Génesis 2:2). Como Dios caminaba por el huerto del Edén (Génesis 3:8), así él caminaría en medio del campamento de Israel en el desierto (Deuteronomio 2:15). La frase completa, "He aquí que os he dado..." (Génesis 1:29) ocurre después cuando a los sacerdotes se les dice lo que Dios les ha dado (Éxodo 31:6; Levítico 6:10; Números 18:8, 21; Deuteronomio 11:14). La referencia a Caín como el constructor de ciudades en Canaán (Génesis 4:17) había de pavimentar el camino para los posteriores mandatos de Moisés a Israel de destruir esas ciudades. Moisés consigna el fanfarrón cántico de Lamec, cantado en presencia de sus esposas, como una advertencia en cuanto a lo que había sucedido a medida que la civilización se desarrollaba precisamente en la misma área en que Israel iba ahora a colonizar y construir una sociedad; la advertencia era que a medida que cualquier sociedad se desarrolla, surge una mayor tentación de exigir retribución por la más mínima ofensa, y hacer valer sus derechos en vez de confiar en Dios (Génesis 4:17-26). Y obviamente la santificación del séptimo día se basaba en el "descanso" de Dios en el séptimo día según se consigna en el relato del Génesis. El posterior mandato de no codiciar lo que se vea atractivo tiene profundas raíces en la advertencia de no cometer el pecado de Eva de ver el fruto y ceder a la tentación (Éxodo 20:17 = Génesis 3:6). Las reiteradas referencias a los "viajes" del pueblo por el desierto tenían su base en la descripción de Abraham emprendiendo su marcha por el desierto hacia la tierra prometida (Génesis 13:3); precisamente las mismas dos palabras hebreas en cursiva ocurren en el mandato a Israel de "emprender su marcha" ahora (Deuteronomio 10:11), siguiendo los pasos de su padre Abraham. Como a Abraham se le mandó ser "perfecto" (Génesis 17:1), así también a Israel se le dijo: "Perfecto [conforme al modelo del padre Abraham] serás delante de Jehová tu Dios" (Deuteronomio 18:13). Los libros de Moisés estaban ayudando a la generación del desierto a saber de donde provenían históricamente. Pasajes como Génesis 12:6 adquieren ahora una especial relevancia: "Y el cananeo estaba entonces en la tierra". Moisés decía esto cuando su pueblo estaba a punto de entrar en Canaán que se hallaba igualmente ocupada por los cananeos. Él estaba instando al pueblo a que vieran su conexión con su padre Abraham, quien vivió en ese tiempo con los cananeos también en la misma tierra. Génesis 15 nos presenta a Abraham como un hombre que tenía a Dios como su "escudo", y Deuteronomio 33:29 concluye el Pentateuco diciendo que Israel como nación debía estar feliz porque ellos tenían a Yahvéh como su "escudo". El Diluvio
Los mitos del diluvio dan básicamente dos razones para la causa del diluvio: el mundo estaba sobrepoblándose [especialmente según el Enuma Elis], y que hubo una batalla entre los dioses lo que resultó que la tierra fuera inundada. La explicación de Moisés fue radicalmente diferente: el crecimiento de la población era el resultado de la bendición de Dios, y el diluvio ocurrió a causa del pecado humano. Y no en una batalla cósmica que causara que los habitantes de la tierra sufrieran debido a ella. Una y otra vez, los mitos circundantes intentaban minimizar el pecado, mientras que el relato de Moisés lo destaca. Desgraciadamente, las interpretaciones judías siguieron el mismo camino que los mitos sobre el diluvio, e igualmente el libro de Enoc atribuyó el diluvio y el sufrimiento humano a una revolución de ángeles. Una y otra vez, la diferencia entre el relato mosaico de la historia y los mitos circundantes se ve en el hecho que Moisés pone énfasis en el pecado humano. Había una antigua creencia común en el Oriente Próximo en Azazel como el demonio del desierto que tenía aspecto de macho cabrío. Quizás Moisés deseaba referirse a esta idea cuando llamó "Azazel" al chivo expiatorio del ritual del día de expiación y lo envió al desierto (Levítico 16:21), como si dijera, "Ahora Uds., Israel, no crean en ese Azazel; el Azazel es para nosotros simplemente un macho cabrío literal, que lleva nuestros pecados de manera simbólica, y que nosotros soltamos en el desierto" (1).Una y otra vez, Moisés intentaba re-enfocar a su pueblo en lo práctico, lo literal, lo concreto, y apartarlos de los mitos que los rodeaban. Y sin embargo hace esto por medio de aludir a esos mitos a fin de alertar a Israel al hecho de que el nuevo e inspirado relato que él estaba escribiendo estaba plenamente consciente de los mitos que asediaban al pueblo de Dios. Esto explicaría la similitud de expresiones entre algunos de los mitos y el relato del Génesis, por ejemplo, "Y percibió Jehová olor grato" (Génesis 8:21) es muy similar a la epopeya de Gilgamés, 9.159-160 "Los dioses percibieron el olor, el dulce olor". El pueblo estaba aterrado por los "gigantes" que encontraron en la tierra de Canaán (Números 13:33), probablemente conectándolos con seres sobrehumanos. El origen de estos nephilim [Septuaginta, gigantes] lo explica Moisés en Génesis 6, cuando la simiente de los justos se casó con los inicuos, y su progenie fueron estos nephilim, hombres poderosos del mundo. Note al pasar que Ezequiel 32:27 (Septuaginta) usa esta misma palabra gigantes para describir a los guerreros paganos que murieron; no hay ningún indicio de que fueran sobrehumanos o ángeles. Hablamos más de esto en la sección 5-3. Según las tradiciones judías (que se reflejan en 1 Enoc y en el libro de los Jubileos), los ángeles supuestamente pecadores ("los Guardianes") corrompieron moralmente a los seres humanos condenándolos al diluvio al enseñarles a hacer el mal, la astrología, la fabricación de armas y el uso de cosméticos (1 Enoc 7-8, 69; 10; 21:7-10; 64-65; 69; Jubileos 5:16-11; 8:3). No obstante, el relato de Génesis simplemente declara que los descendientes de Caín empezaron a hacer todas esas cosas, su iniquidad aumentó, y por lo tanto fueron castigados con el diluvio (Génesis4:20-22). Constantemente en los escritos judíos apócrifos hay un desvío de la culpa de la humanidad a los seres angélicos. Umberto Cassuto fue uno de los más eruditos y laboriosamente detallado estudiante bíblico del siglo XX sobre el judaísmo. Él demostró con todo detalle que los cananeos creían que había diversos dioses y demonios responsables de los variados acontecimientos de la tierra, y que el Tora recoge estos términos y los aplica a Dios y a sus [todos justos] ángeles. Los ejemplos que él cita incluyen el término "el Dios Altísimo" (Génesis 14:18-20), "creador de los cielos y la tierra" (Génesis 14:19, 22), y la idea de que demonios sobrenaturales vinieron a la tierra y lucharon con los hombres (Génesis 32:29, 31). Estas ideas y términos se usan en el Tora y Moisés las aplica a los ángeles de Dios, y a Dios mismo. Cassuto mostró además que esta clase de deconstrucción de los mitos paganos acerca de demonios y "Satanás" es común en toda la Biblia; por ejemplo, las referencias al Dios Yahvéh de los israelitas "que viaja sobre las nubes" (Salmos 104:3 KJV; 147:8; Isaías 5:6; Joel 2:2) son una alusión a cómo los pueblos circundantes pensaban que Baal viajaba sobre las nubes; se entendía que las "estrellas matutinas" eran deidades independientes, pero Job 38:7 recalca que ellos son en realidad ministros de Yahvéh. Él pone especial atención en la referencia a los hijos de Dios y las hijas de los hombres que se mencionan en Génesis 6, demostrando que los "gigantes" son mortales, que habían de morir a lo más después de 120 años; y que se hallaban en la tierra, no en el cielo. De este modo, los mitos cananeos, que irónicamente después el judaísmo re-adoptó, fueron deconstruidos por Moisés. Él resume que la intención de Moisés en el pasaje de Génesis 6 fue para enseñar a Israel: "No crean a los mitos gentiles referente a que hombres de origen divino se hicieron inmortales. Eso no es cierto, porque finalmente todos los hombres deben morir, porque ellos también son carne... deben darse cuenta de que ellos estaban sólo "en la tierra", y "en la tierra" se quedaron, y no llegaron a ser dioses, y no ascendieron al cielo, sino que permanecieron entre aquellos que moraban abajo, en la tierra... La intención de la sección es contradecir las leyendas paganas respecto a los gigantes" (2). Es significativo que las diversas leyendas mesopotámicas acerca de un diluvio todas declaran que hubo un conflicto entre las divinidades antes de que se tomara la decisión de inundar la tierra; y entonces disputas y recriminaciones entre ellos después del suceso. El relato bíblico no contiene nada de esto; el verdadero Dios envió el diluvio sobre la tierra por su soberana voluntad, y él le puso término. En las leyendas, el héroe del diluvio (compare con Noé) es exaltado al nivel divino, mientras que en el relato bíblico Noé no sólo sigue siendo humano, sino que se le describe que salió y se embriagó. En todas las leyendas paganas el límite entre lo humano y lo divino es a menudo un tanto vago; los dioses son arrojados a la tierra y se convierten en hombres, mientras que los hombres son exaltados al "cielo" y a la divinidad. Esto dio surgimiento a la idea de los "ángeles que pecaron" y fueron arrojados a la tierra. Pero en el relato bíblico, el límite entre lo humano y lo divino está establecido muy claramente; el único Dios de Israel está tan exaltado por sobre la humanidad, sus caminos no son los nuestros, etc., (Isaías 55:8), que no puede haber posibilidad alguna de que esto suceda. La excepción, por supuesto, estuvo en el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo; pero incluso él nació como un humano genuino en la tierra, y [contrario a la teología trinitaria] él no fue un cometa divino que aterrizó en este planeta por 33 años. La idea completa acerca de la divinidad y la preexistencia personal de Jesucristo simplemente no es bíblica. Las leyendas mesopotámicas hablan del diluvio enviado para impedir que el hombre siguiera destruyendo el "descanso" de Enlil con sus ruidos. Los dioses mesopotámicos buscaban un "cese del afán", un "descanso de la labor"; ideas idénticas al concepto hebreo del shabbath. Esto se debe, según se afirmaba, a que los dioses primeramente crearon al hombre y lo pusieron a trabajar en su huerto a fin de que ellos pudieran "descansar" (3). Esta información se alude debido a que Génesis declara que el hombre fue expulsado de su labor de cuidar el huerto del Edén como castigo; difícilmente algo que los dioses desearían si el hombre estaba allí para ahorrarles a ellos de trabajar allí. Dios dice que él dio al hombre un shabbath para que el hombre descanse de sus labores. Y el diluvio, aunque fue un castigo divino, finalmente resultó ser como una bendición de "descanso" para el hombre en el sentido de que el "mundo" fue limpiado del pecado. Así que a "Noé" se le dio ese nombre, que significa "descanso", porque "Este niño nos dará descanso en nuestra tarea y penosos trabajos" (Génesis 5:29 NVI). El trabajo de Adán en Edén no era agotador, pero cuando fue expulsado del huerto, su trabajo era duro. Claramente se hace alusión a las ideas erróneas, y a menudo se revierten, a fin de mostrar que un Dios afectuoso creó el mundo para la humanidad, para nuestro beneficio y bendición, y no para trabajar arduamente para los dioses a fin de ahorrarles el esfuerzo a ellos. El "descanso" tan buscado por los dioses mesopotámicos fue en realidad designado por el único Dios verdadero como un don para la humanidad. El relato bíblico acerca del diluvio da detalles que son imaginables, realidades terrenales; no hay nada de lo extremadamente exagerado y de otro mundo que contienen las leyendas paganas acerca del diluvio. Así, las dimensiones para el arca son realistas, mientras que el bote que se menciona en la leyenda babilónica consignada por Berossus tenía supuestamente como un kilómetro de largo y medio kilómetro de ancho. Noé tenía 600 años de edad según el relato bíblico, mientras que Ziusudra, el equivalente mesopotámico de Noé, tenía supuestamente 36.000 años de edad al tiempo del diluvio. El Arco Iris
La epopeya babilónica de la Creación (6.82) afirma que después de la victoria de Marduk, él colocó su arco en el cielo y se convirtió en una constelación. Supuestamente, él también usó su arco para disparar flechas a las nubes, lo que causó el diluvio. "Así también los árabes paganos relataban de uno de sus dioses que después de disparar las flechas de su arco, él colocó su arco en la nube" (4). Estos mitos se aluden y se corrigen por la declaración de que el arco de Dios es simplemente el arco iris (Génesis 9:13), un fenómeno puramente natural, que es tan sólo un efecto óptico, y ciertamente no un arco literal de ningún dios. El arco de Yahvéh, el arco iris, es un símbolo de su gracia y amor hacia sus criaturas. El Antiguo Testamento posteriormente usa repetidamente la idea del verdadero Dios disparando sus flechas como una muestra de su castigo contra sus enemigos y la salvación de su pueblo (Habacuc 3:9, 11; Zacarías 9:14; Salmos 38:2; 64:8; 77:17; 144:6; Job 6:4; Lamentaciones 2:4; 3:12). La idea pagana mítica completa acerca de un dios que tiene un arco y flechas literales queda, por lo tanto, deconstruída. Sin embargo surge la pregunta de por qué Moisés está aludiendo a mitos babilónicos que estuvieron vigentes sólo siglos después de su época. Mi respuesta es triple. Primero, Dios pudo haber inspirado a Moisés a que hablara en términos que después adquirirían relevancia frente a los mitos que Dios previó que surgirían. Segundo, los mitos babilónicos bien podrían haberse desarrollado a partir de los mitos que eran comunes en los días de Moisés. Una tercera posibilidad es que el Pentateuco haya sido re-escrito bajo inspiración divina mientras Judá se hallaba en cautividad en Babilonia, y los relatos históricos se presentaron de tal manera que tuvieran relevancia frente a la adoración a Marduk y a otra mitología babilónica que rodeaban al pueblo de Dios durante la cautividad babilónica. Yo he dado más evidencia de esta posibilidad en otro lugar (5). He aquí algunos otros ejemplos del relato bíblico acerca del diluvio en que se deconstruye la mitología pagana: --La epopeya de Gilgamés consigna específicamente que Utnapistim dio vino a los obreros mientras construían el arca (Tablilla 9, líneas 72-73). El relato bíblico parece contradecir esto conscientemente al declarar que Noé fue el primero en hacer vino, y él hizo esto después del diluvio (Génesis 9:20) --Los mitos mesopotámicos hablan de cómo el héroe del diluvio (compare con Noé en el relato bíblico) fue elevado a la categoría de inmortal y divino. Génesis 9:29 comenta sobre Noé de que simplemente "murió". --Los mitos en su totalidad destacan cómo la disminuida humanidad después del diluvio empezó de nuevo a aumentar en tamaño por medios milagrosos; la Epopeya de Atrahasis afirma que los encantamientos del dios Ea sobre 14 pedazos de arcilla dieron nacimiento a muchos nuevos humanos después del diluvio; la tradición griega acerca del diluvio afirma que Deucalión arrojaba piedras que se convertían en hombres. El relato bíblico declara simple y realistamente como la población aumentó de nuevo por medio de la procreación natural. Babel
Expliqué en la sección anterior respecto al diluvio cómo las palabras de Moisés en Génesis deconstruyen después los mitos babilónicos. Quizás el caso más claro de esto se halla en el relato de Babel. Los mitos babilónicos se jactaban de la construcción de la ciudad de Babilonia y su torre / zigurat. La torre de Babel se construyó en una llanura (Génesis 11:2); y tanto Strabo como Heródoto mencionan que Babilonia se construyó en una amplia llanura. El relato de la torre que se construyó con ladrillos es tan similar a la Epopeya de la Creación babilónica, Tablilla 6, líneas 58-61, que sostenía que "por un año [los dioses] hicieron ladrillos" para construir el zigurat de Babilonia. Sus mitos afirmaban que después del diluvio la humanidad vino a Babilonia y a las deidades anunnakis, las cuales habían apoyado a Marduk en su batalla, construyeron la ciudad. Pero Génesis 11:5 elabora que fueron "los hijos de los hombres" quienes construyeron Babel. Cassuto describe el relato del Génesis como "una especie de sátira sobre lo que parecía ser una cosa de belleza y gloria a los ojos de los babilonios (6). La frase "ciudad y torre" se halla muy a menudo en los escritos babilónicos con referencia a Babilonia, pero la frase se usa respecto a Babel en Génesis 11:4. El templo de Marduk en Babilonia tenía un santuario, el Esagila, "la casa cuya techo está en el cielo" y una torre llamada Etemenanki, "la casa de la creación del cielo y la tierra". Marduk supuestamente vivió en el séptimo piso. Las inscripciones babilónicas hablan de la torre zigurat que tenía su techo en el cielo. El relato del Génesis deconstruye todo esto. La torre de Babel fue construida por hombres pecadores y no por dioses; el único Dios verdadero bajó para ver la torre; su techo no llegaba al cielo, y hay un poderoso juego de palabras en el término Babilonia, que significa "la puerta del cielo" en el idioma de ellos, y no obstante "Babel", la palabra hebrea equivalente, significa "confusión". Lo que los babilonios pensaban que era tan grande, a los ojos de Dios y para aquellos de su pueblo los hebreos era simplemente confusión y fracaso. El relato del Génesis después muestra que fue Abraham el que hizo para sí un gran nombre (Génesis 12:2), mientras que los constructores de Babel fracasaron en su deseo de lograr un nombre permanente para ellos. La intención de Dios de que el género humano se propague y llene la tierra después del diluvio finalmente triunfó sobre los constructores de Babel-Babilonia que habían tratado de frustrarlo. Sofonías 3:9-11 alude al relato de Babel, al tiempo de la restauración de Judá después de salir de Babilonia, que la intención de Dios era anular los efectos de Babel y "entonces devolveré yo a los pueblos pureza de labios ["entonces daré al pueblo un lenguaje puro" KJV] para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento. De la región más allá de los ríos de Etiopía me suplicarán; la hija de mis esparcidos traerá mi ofrenda". Aquellos dispersos se juntarían entonces como uno solo, es decir, sería lo contrario de Babel. La Ley de Moisés
En todo el Tora vemos el mismo patrón; alusión a las creencias circundantes a fin de mostrar la supremacía de Yahvéh. Las naciones que rodeaban a Israel tenían códigos legales que definían el castigo por romper ciertas leyes. La ley de Yahvéh contemplaba esto, pero también en lugares carece de cualquier penalidad específica por la desobediencia. Los mandatos de no codiciar en el corazón son ejemplos obvios. Esto refleja la perspectiva de Dios; que el pecado es un asunto interno, en el corazón, y se encontrará con el juicio divino en una fecha posterior aun cuando los humanos no juzguen tales asuntos como una desobediencia legal. Y hay otras diferencias significativas entre la ley de Moisés y los códigos legales de las naciones circundantes. Así, estos códigos a menudo sostenían que se podía entrar en ciertos lugares físicos sagrados y liberarse de juicios, incluso a los homicidas. El Tora permite esto en algunos casos, pero no en el caso de un homicidio deliberado. De este modo, cuando Joab se aferró a los cuernos del altar, pensando que por lo tanto él no podía ser ajusticiado por su pecado, fue arrancado de ahí y matado (1 Reyes 2:28). Esto habría parecido extraño a muchos de los pueblos circundantes. Las leyes de Hammurabi tenían una escala proporcional de castigo conforme a la posición social de la persona que había sido dañada por mal comportamiento; si un hombre rico le saca un ojo a un "plebeyo", tenía que pagarle menos compensación que si lo hubiese hecho a una persona de la clase alta. El Tora refleja el inmenso valor que Dios le asigna a la persona humana, porque tales diferenciaciones se hallan totalmente ausentes en él. Se ha señalado ampliamente que muchos elementos de los diez mandamientos se pueden encontrar en la legislación de Mesopotamia. De este modo, hay referencias a la observancia del día de reposo como un festival mensual; y después "Babilonios y asirios aplicaron el nombre de Shabattu al día de luna llena, el decimoquinto del mes, que estaba dedicado especialmente a la adoración del dios lunar... Los días de luna llena se consideraban días de mala suerte... Parece que el día de reposo israelita se instituyó en antítesis al sistema mesopotámico" (7). Así, la mayoría de los festivales paganos de la época se iniciaban encendiendo una vela en la casa, pero no se había de encender una vela en el día de reposo (Éxodo 35:3). Yahvéh bendijo el día de reposo (Éxodo 20:11). No se debía hacer ningún trabajo a fin de descansar y recordar la gracia creadora de Dios; mientras que en el pensamiento pagano, no se efectuaba trabajo porque el "día de reposo" era un día de mal agüero en el cual era mejor realizar el menor trabajo posible para evitar ser atacados por un personaje "satánico". Semejante creencia estaba siendo deconstruída en la ley del día de reposo. Los Diez Mandamientos mosaicos incluían el excepcional mandamiento de no codiciar /ansiar. Esto era desconocido en cualquier código legal mesopotámico; porque obviamente es imposible saber lo que una persona está pensando dentro de sí, y tan imposible juzgar como castigarla. Pero la ley de Dios introdujo la completa idea de que el pecado / trasgresión de la ley es finalmente interno, y esto será juzgado por el único Dios verdadero. Podemos fácilmente imaginar cómo el pueblo de Israel tendía a confundirse por toda la mitología que habían encontrado en el mundo que los rodeaba. Siendo iletrados y no teniendo ningún relato inspirado de su Dios para poder entender el pasado, dependían de tradiciones trasmitidas oralmente y que apenas recordaban. De ahí que Moisés fuera inspirado a escribir el Pentateuco. Está lleno --como Escritura que es-- de alusiones a las ideas religiosas circundantes, no porque en sentido alguno dependiera de ellas, sino porque procuraba aludir a ellas para corregirlas. Y además, el Tora elabora cómo el único Dios verdadero es sumamente superior a todos los otros dioses en los cuales Israel se veía tentado a creer. En contraste con la mitología del Oriente Próximo, que tenía a los hombres como lacayos de los dioses para que los mantuvieran abastecidos de alimento, el Dios de Génesis hace al hombre y a la mujer a su propia imagen y les da responsabilidad sobre su creación. El Tabernáculo
Los mandatos divinos acerca del tabernáculo también aluden a las ideas de las naciones circundantes, y sin embargo sacan a luz significativas diferencias. De la misma manera en que los babilonios creían que el templo de Marduk en Babilonia era un reflejo del templo celestial, así el tabernáculo era también un reflejo del modelo del templo celestial de Yahvéh. Los cananeos decían que su Dios "El" vivía en una tienda, tal como Yahvéh moraba en una tienda. La epopeya ugarítica del rey Keret habla de cómo "los dioses se dirigen a sus tiendas, la familia de El a sus tabernáculos" (Tablilla 2 D, 5, 31-33). Se pensaba que el tabernáculo de El estaba construido de tablas, tal como lo estaba el tabernáculo de Yahvéh. Ambos tenían un velo, tal como el santuario musulmán en La Meca tiene uno. Pero hay diferencias muy significativas. Las leyendas cananeas hablan de que los dioses construían ellos mismos sus templos; Cassuto señala que los mismos términos que se usaban acerca de la habilidad y talento de Bezaleel al construir el tabernáculo se usaban en las leyendas cananeas acerca de la habilidad y talento de los dioses al supuestamente construir sus propios templos. Quizás el relato del Éxodo elabora tanto el hecho de que Moisés y los israelitas construyeron el tabernáculo de Yahvéh a fin de destacar la diferencia entre el único Dios verdadero y los dioses paganos, los cuales tenían que construir sus propios tabernáculos. Los poemas ugaríticos hablan del mobiliario del templo celestial de Baal, y es muy similar a los del Lugar Santísimo. Pero los poemas se centran especialmente en la cama de Baal y sus cómodas para su ropa. Todo esto se halla perceptiblemente ausente en el mobiliario del tabernáculo de Yahvéh. Los tabernáculos del dios pagano en su totalidad resaltan alguna clase de trono, sobre el cual el dios se halla sentado visiblemente. Lo querubines del tabernáculo israelita son similares a los karibu, querubines, sobre los cuales se sentaban sus dioses. El arte fenicio y egipcio descubierto por arqueólogos muestra que ellos creían en querubines muy similares en forma a aquellos que se describen en las visiones de Ezequiel acerca de los querubines de Yahvéh. El trono de Yahvéh era el arca, cubierta por los querubines. Allí, arriba de la tapa salpicada de sangre del arca (o "propiciatorio"), apoyado por los querubines, la mente pagana esperaba ver al Dios de Israel entronizado. Las similitudes con los santuarios paganos eran intencionales; crear esta expectación. Pero allí no había nada. A la vista de ellos, era un trono vacío; tal como Dios parece estar ausente a tantas personas en el presente. No había ninguna imagen visible descansando sobre las alas de los querubines, nada en el trono / tapa del arca, excepto la sangre de la expiación (que apuntaba hacia la del Hijo de Dios). El arca se llama tanto el trono de Dios como también su estrado (Salmos 94:5; 132:7, 8; 1 Crónicas 28:2). Arriba o sentado sobre los querubines, la mente pagana esperaba ver al Dios de Israel. Pero, a la vista de ellos, un trono vacío. A Yahvéh se le debía creer por fe. Y su manifestación suprema era por medio de la sangre de sacrificio. Cassuto da evidencia de que los egipcios y los hititas colocaban sus contratos del pacto en una caja debajo del trono de sus dioses; y las tablas del pacto también se colocaban debajo del trono de Yahvéh. Esta similitud confirma la comparación con aún más fuerza; el Dios de Israel no estaba sentado allí. A él se le debía creer por fe. Semejante concepto de fe en un dios invisible era totalmente extraño para la mente pagana; y sin embargo la totalidad del plano del tabernáculo se diseñó para que tuviera suficientes puntos de contacto con los tabernáculos paganos a fin de establecer este punto de una manera muy poderosa: el único Dios verdadero es invisible y se debe creer en él. El mismo punto se enseña por el hecho que Yahvéh tenía una "tabla". Los dioses mesopotámicos también tenían una tabla (passuru) sobre la cual se colocaba alimento como una comida para los dioses (como en Isaías 25:29); pero las jarras, las tazas y los vasos en la mesa de Yahvéh permanecían vacíos (Éxodo 25:29); el vino se derramaba sobre los sacrificios y se vaporizaba; los sacerdotes comían el pan de la proposición. No se pretendía que Yahvéh era un dios con hambre que necesitaba que sus adoradores lo alimentaran.. Para la mente pagana, esto habría significado que si él no comía, él realmente no estaba ahí y no era poderoso. De nuevo, la diferencia y similitudes eran intencionales a fin de resaltar la necesidad de tener fe en el poder y existencia de Yahvéh. La mayoría de los tabernáculos circundantes producían muchísimo ruido; especialmente encantamientos y fórmulas recitadas respecto a la santidad del dios y del santuario. Se hablaba muy pocas palabras en los rituales mosaicos; la frase "Santidad a Jehová" se hallaba escrita en la frente del sumo sacerdote y no se recitaba por medio de encantamientos (Éxodo 28:36). Tal vez podríamos ir aun más lejos y decir que aquí vemos la exaltación de la palabra escrita de Dios, con toda la fe y entendimiento que esto requiere, en contraste con los encantamientos de otros sistemas de adoración. Corrigiendo el Error Así vemos la manera en que la palabra de Dios deconstruye el error sin tener, por así decirlo, que confrontarlo primitivamente en un enfoque como "yo tengo razón, tus ideas están equivocadas y son patéticas". Encuentro que esto lleva el sello de lo divino y de lo definitivamente creíble. Cassuto tiene un excelente comentario sobre esto, hecho en el contexto de su punto de vista de que Génesis 6 está deconstruyendo las leyendas cananeas acerca de dioses pecadores, demonios y gigantes: "La respuesta contradice a los mitos paganos, pero sin entrar en una polémica directa. Esta es la manera del Tora: aun cuando su propósito es oponerse a las ideas de los gentiles, no deroga, rebajándose a la controversia, desde su firmemente establecida majestad y esplendor. Enuncia sus puntos de vista y, por inferencia, las ideas contrarias quedan rechazadas (9). Esto tiene relación de por qué el Señor Jesús no dijo con toda claridad que los "demonios" no existen; sino que por medio de sus milagros demostró "por inferencia" que éstos no tienen ningún poder o existencia concreta. Más sobre esto en la sección 4-12. Mientras más de cerca examinamos el Pentateuco, más vemos el enorme énfasis que Moisés colocó en deconstruir las erróneas ideas acerca de Satanás y en presentar a Yahvéh como omnipotente, y la fuente final de tanto el bien como el mal en la vida de su pueblo. Así, en la oración de las primicias que se halla en Deuteronomio 26:5-11 tenemos el verbo hebreo "dar" que se repite siete veces. Los primeros y tres últimos usos de este verbo se refieren a lo que Dios ha "dado" a Israel; pero la referencia principal es que a Israel se le dio "dura servidumbre" en Egipto (Deuteronomio 26:6). Así, a Yahvéh se le presenta como el dador definitivo de tanto el bien como el mal. Y así, una y otra vez, encontramos que Moisés alude y deconstruye los mitos paganos locales acerca de Satanás. Se ha observado que el ritual de la Pascua de untar la sangre del sacrificio en el marco de las puertas era muy similar a lo que las tribus beduinas han estado haciendo por milenios en el Oriente Medio; ellos untan la sangre en los mástiles y entradas de sus tiendas cuando arman un nuevo hogar o tienda a fin de mantener alejados a personajes como "Satanás" (10). Pero el relato de Éxodo se esfuerza por señalar que el "Destructor" era uno de los ángeles de Yahvéh; y así, finalmente fue Yahvéh mismo quien dio muerte al primogénito de esos hogares que no tenían las marcas de sangre. Una y otra vez vemos que una idea pagana referente a "Satanás" se toma y se reinterpreta a la luz del hecho que personajes como "Satanás" realmente no existen, y que Dios es la definitiva y sin par fuente de desastres. Éxodo 21:6 habla de llevar a un esclavo "ante Dios" [Biblia de Jerusalén], es decir, al marco de la puerta del hogar y le horadará su oreja. R. E. Clements señala que esto alude a la antigua práctica pagana según la cual "se habría mantenido al dios de una casa junto al umbral de una casa para protegerla" (11). Moisés está atacando esta idea diciendo que Dios, el Dios de Israel, es el Único allí; y no los dioses de la casa que aquellos que vivían alrededor de Israel creían que estaban allí. El Pentateuco, en un estilo similar, usa el término "ver el rostro de Dios" que por lo general se traduce como "comparecer ante la presencia de Dios" (Éxodo 23:16); este era un término pagano que se usaba en aquel tiempo para describir que se estaba viendo una imagen de un dios (12). Pero como señalamos cuando hablamos acerca del tabernáculo, a Israel se le estaba enseñando que su Dios no tenía imagen, pero que de todas maneras ellos podían comparecer ante su presencia. Génesis 1–3 en Contexto
Los primeros capítulos de Génesis tenían por objeto ser el semillero del cual Israel entendería que ellos habían crecido. La naturaleza del relato de la creación era, por consiguiente, básicamente para el beneficio de ellos. Asimismo, la lección para nosotros debe ser que lo que Dios hizo en la creación, también puede en esencia hacer en nuestra vida y experiencias. El relato de Génesis 1-3 se nos abre de una manera especialmente nueva cuando se le mira desde este ángulo. Las partes difíciles del relato ahora parecen encajar. Génesis 2:5 dice que el relato de la creación explica cómo Dios creó "toda planta del campo antes que fuese en la tierra /eretz/ territorio / [prometida a Abraham]". Muy simple, las plantas que Israel conoció habían sido hechas por Dios y de algún modo fueron trasplantadas o llevadas a la tierra, tal como uno lo hace cuando cultiva un jardín. El entendimiento de Moisés era que al entrar en la tierra, Dio estaría plantando a Israel allí (Éxodo 15:17; Números 24:6), tal como Dios había plantado en Edén (Génesis 2:8). Y cuando leemos que Eva era la "madre de todos los vivientes" (Génesis 3:20), esto estaba, en su aplicación básica, explicando a los israelitas en el desierto de dónde se originaron definitivamente. Israel había de remontarse hasta sus primeros orígenes y padres, no tan sólo hasta Abraham, sino hasta Adán y Eva. Números 35:3 [Heb.] usa el término para describir a "todos los vivientes" de la congregación de Israel, en verdad, esa palabra hebrea traducida "viviente" se traduce como "congregación" con referencia a la congregación de Israel (Salmos 68:10; 74:19). Observe cómo la idea hebrea de "todos los vivientes" ocurre reiteradamente en el relato acerca del diluvio (Génesis 6:19; 8:1, 17, etc.), lo que más adelante sugeriremos que fue un diluvio local en el área que los israelitas conocían y que definitivamente había sido prometida a Abraham. Por lo tanto, la frase "todos los vivientes" que fueron llevados al arca no necesitaba referirse literalmente a cada criatura viviente que vive en el planeta, sino más bien a aquellas especies que vivían en el área inundada, la tierra / territorio / eretz / prometida a Abraham. He explicado en otro lugar que el Huerto del Edén se puede entender como la tierra prometida a Abraham, quizás ubicado específicamente alrededor de Jerusalén, el designado foco geográfico para el pueblo de Dios; y que el término eretz se puede usar para describir la tierra prometida a Abraham más bien que a todo el planeta. En realidad, el relato total acerca de Adán y Eva en Edén se alude múltiples veces en la ley mosaica. Tal como a ellos se les dio un mandato de no comer, así a Israel se le pidió no comer ciertas cosas. Así como hubo una serpiente que estaba allí en la "tierra" de Edén, así hubo un equivalente en medio de Israel --los falsos maestros, las tribus que permanecieron, etc., las "serpientes de la tierra" (Deuteronomio 32:24-- una evidente alusión al lenguaje de la serpiente del Edén). Como Adán y Eva habían de "fructificar y multiplicarse" en la tierra / Huerto del Edén (Génesis 1:28), así Noé y sus hijos habían de hacer precisamente lo mismo en la misma tierra después del diluvio (Génesis 9:7); y a los hijos de Abraham se les prometió que ellos harían igualmente en la misma tierra (Génesis 35:11). Las descripciones acerca de la tierra prometida, cubierta de buenos árboles, cuyo fruto se podía comer libremente, evocaban reminiscencias de las descripciones de Edén. Israel había de entrar en esa tierra y cuidarla, como Adán lo habría hecho; ellos habían de aprender la lección del fracaso de Adán y Eva en su posesión del Edén. Pero así como Eva ansiaba la fruta, así Israel ansiaba los frutos de Egipto. Como Adán y Eva fracasaron en "sojuzgar" el huerto del Edén, así Israel falló completamente en "sojuzgar" a las tribus del territorio (Números 32:22). Ellos sojuzgaron unos pocos locales; pero realmente nunca alcanzaron la realidad de poder tener toda el área de la tierra prometida a Abraham sujeta a ellos. Y así Levítico 26 y Deuteronomio 28 prometieron que vendría una maldición sobre la tierra [de Edén / Israel] por su fracaso en hacerlo, tal como sucedió a Adán y Eva; y, por supuesto, finalmente fueron expulsados de la tierra tal como lo fueron los primeros padre de Israel. Así como la eretz / tierra / territorio se hallaba inicialmente "desordenada y vacía", así también se usa el mismo término respecto a la tierra de Israel después que el pueblo hubo sido expulsado de ella (Jeremías 4:23). Así como en el territorio surgieron espinos y cardos [y tales plantas son desconocidas en algunas partes del planeta], así volvió a ocurrir cuando Israel fue expulsado de su tierra (Génesis 3:18; Oseas 10:8). Así como Adán fue castigado regresándolo al polvo, así Israel sería destruido por el polvo (Deuteronomio 28:24). Umberto Cassuto, como uno de los más laboriosamente detallados expositores del Tora, ha observado que las entidades referidas en Génesis 1-3, tales como la serpiente, lo querubines, etc., se mencionan de tal manera que implica que Israel estaba familiarizado con las ideas. Cassuto advierte el uso del artículo definido --los querubines, la espada ardiente-- cuando se habla de cosas que no se habían mencionado anteriormente en el relato. Él concluye que, por consiguiente, estas cosas "ya eran conocidas por los israelitas. Él implica que semejante historia había sido relatada en alguna antigua composición que era común entre el pueblo" (13). Por lo tanto, la intención del Génesis era definir estas ideas correctamente, explicar a Israel la verdad de las cosas que ellos habían oído de una forma muy divagante e incorrecta en las diversas leyendas y epopeyas que habían conocido en Egipto y entre las tribus cananeas. De este modo, la descripción del fruto como "delicioso a la vista" (Génesis 2:9), se halla en la epopeya de Gilgamés acerca de los árboles en el huerto de los dioses. Pero se hace alusión a ese mito, y a Israel se le dice lo que realmente aconteció en el huerto. No puede haber objeción alguna de que el relato del Génesis presenta a la serpiente como un animal literal, el más astuto "que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho" (Génesis 3:1). Esto es muy significativo, porque muchos de los mitos de la creación contienen alguna clase de serpiente, pero siempre mucho más como una entidad que como un animal literal. Los mitos tienden a presentar a la serpiente como una figura de dragón, similar en aspecto a los querubines bíblicos. Algunas figuras semejantes a los querubines descubiertas en Egipto son en realidad cobras aladas (14). Pero el relato del Génesis diferencia claramente entre la serpiente y los querubines. "Las serpientes figuran en diversos antiguos mitos del Oriente Medio de una forma demoníaca" (15). Al dios sumerio Ningizzida [que significa "Señor del árbol"] se le retrataba como una serpiente (16). Pero el relato del Génesis es insistente en que la verdad es diferente, y que para el creyente bíblico, la serpiente era una serpiente, no un dios, no un dragón cósmico ni un demonio, sino un literal "animal del campo" creado por el único Dios, tal como fueron creados todos los otros animales. La Epopeya Isrelita
Se ha sugerido que los cananeos y los egipcios eran proclives a los poemas e historias épicas; las de Gilgamés y los conflictos entre los dioses Baal y Mot son algunos ejemplos. Cassuto analizó éstos extensamente y los comparó con el Pentateuco. Él advirtió muchos ejemplos de similares redacción y fraseología que abundan tanto en el Pentateuco como en las epopeyas paganas; por ejemplo, "él alzó la vista y vio", "él alzó su voz y dijo", "y después vino [una persona X]" (17). El argumento parece ser que Moisés escribió el Pentateuco para que fuera, por decirlo así, la epopeya israelita; y la divinamente inspirada epopeya de Israel deconstruyó todas las otras narraciones gentiles, muy a menudo en los puntos donde ellas hablan de un conflicto cósmico entre los dioses, o figuras de "Satán". Notas
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