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EL VERDADERO DIABLO Una Exploración Bíblica |
correo electrónico del autor, Duncan Heaster
Contenido Capítulo 2 - Algunas Enseñanzas Básicas de la Biblia Capítulo 3 - Algunas Implicaciones Prácticas 3-1 Algunas Implicaciones Prácticas Capítulo 4 - Demonios Capítulo 5 - Un Examen de los Pasajes Específicos de la Biblia que Mencionan al Diablo y a Satanás Capítulo 6 - Algunas Conclusiones |
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El concepto popular acerca del infierno es de un lugar de castigo para las "almas inmortales" de los inicuos inmediatamente después de la muerte, o el lugar de tormento para aquellos que sean rechazados en el juicio. Nuestra convicción es que la Biblia enseña que el infierno es el sepulcro, donde van todos los hombres al morir. Como palabra, el término hebreo original "sheol", traducido en antiguas versiones de la Biblia como "infierno", significa "un lugar tapado". Infierno es la forma castellanizada del término latino infernus; de este modo, cuando leemos acerca del "infierno" estamos leyendo una palabra que no se ha traducido correctamente. Bíblicamente, este "lugar tapado", o "infierno", es el sepulcro (1). Hay dos ejemplos donde la palabra original "sheol" se ha traducido como "sepulcro". En todos los otros 63 casos donde aparece se ha transliterado como "Seol". Los dos casos donde la palabra "sheol" se ha traducido como "sepulcro" debería ser suficiente para torpedear el concepto popular acerca del infierno como un lugar de fuego y tormento para los inicuos: - "En el sepulcro [sheol, infierno], adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría" (Eclesiastés 9:10) -- ellos no estarán allí gritando en agonía. - "Duros como el sepulcro [sheol] los celos" (Cantares 8:6). La creencia de que el infierno es un lugar de castigo para los inicuos, del cual no pueden escapar, simplemente no puede cuadrar con esto; un hombre justo puede bajar al infierno (al sepulcro) y volver a salir. Oseas 13:14 confirma esto: "De la mano del Seol [infierno, sepulcro] los redimiré [al pueblo de Dios], los libraré de la muerte". Esto se cita en 1 Corintios 15:55 y se aplica a la resurrección al regreso de Cristo. Asimismo, en la visión de la segunda resurrección (véase Estudio 5-5), "La muerte y el Hades [griego para "infierno"] entregaron los muertos que había en ellos" (Apocalipsis 20:13). Note el paralelo entre la muerte, es decir, el sepulcro y el Hades (véase también Salmos 6:5). Las palabras de Ana en 1 Samuel 2:6 son muy claras: Jehová mata, y él da vida [por medio de la resurrección]. Él hace descender al Seol [infierno, sepulcro], y hace subir". Ya que el "infierno" es el sepulcro, se ha de esperar que los justos se salvarán de él por medio de su resurrección a vida eterna. De este modo, es muy posible entrar en el "infierno", o sepulcro, y después salir de ahí por medio de la resurrección. El ejemplo supremo es el de Jesús, cuya "alma no fue dejada en el Hades [infierno, sepulcro], ni su carne vio corrupción" (Hechos 2:31), porque fue resucitado. Note el paralelo entre el "alma" de Cristo y su "carne" o cuerpo. Que su cuerpo "no fue dejado en el Hades" indica que estuvo allí por un período de tiempo, es decir, los tres días en que su cuerpo estuvo en el sepulcro. Que Cristo haya ido al "infierno" debería ser prueba suficiente de que no es precisamente un lugar adonde van los inicuos. Tanto las personas buenas como las malas van al "infierno", es decir, al sepulcro. De este modo, "Y se dispuso con los impíos su sepultura [de Jesús]" (Isaías 53:9). En línea con esto, hay otros ejemplos de hombres justos que han ido al infierno, es decir, al sepulcro. Jacob dijo que él "descendería enlutado... al Seol [sepulcro]", es decir, al infierno, por su hijo José (Génesis 37:35). Uno de los principios de Dios es que el castigo por el pecado es la muerte (Romanos 6:23; 8:13; Santiago 1:15). Previamente hemos mostrado que la muerte es un estado de completa inconsciencia. El pecado resulta en total destrucción, no en tormento eterno (Mateo 21:41; 22:7; Marcos 12:9, Santiago 4:12), tan ciertamente como el pueblo que fue destruido por el diluvio ( Lucas 17:27, 29) y como los israelitas murieron en el desierto (1 Corintios 10:10). En dos de estas ocasiones los pecadores murieron y no que hayan sido atormentados eternamente. Por lo tanto, es imposible que los inicuos sean castigados con una eternidad de tormento y sufrimiento consciente. También hemos visto que Dios no imputa pecado --o no lo cuenta a nuestro historial-- si somos ignorantes de su palabra (Romanos 5:13). Aquellos que se hallen en esta situación permanecerán muertos. Quienes han conocido los requerimientos de Dios serán resucitados y juzgados al regreso de Cristo. Si son inicuos, el castigo que reciben será la muerte, porque este es el juicio para el pecado. Por lo tanto, después de comparecer ante el tribunal de Cristo, ellos serán castigados y entonces mueren de nuevo para permanecer muertos para siempre. Esta será "la segunda muerte" de la que habla Apocalipsis 2:11; 20:6. Esta gente habrá muerto una vez, una muerte de total inconsciencia. Serán resucitados y juzgados al regreso de Cristo, y entonces castigados con una segunda muerte, la cual, como su primera muerte, será inconsciencia total. Ésta será para siempre. Es en este sentido que el castigo por el pecado es "perpetuo", en el sentido que no habrá término a su muerte. Permanecer muerto para siempre es un castigo eterno. Un ejemplo de la Biblia en que se usa esta clase de expresión se halla en Deuteronomio 11:4. Esto describe la excepcional destrucción que efectuó Dios al ejército de Faraón en el mar Rojo como una destrucción eterna en curso, en el sentido de que este ejército nunca más perturbó a Israel: "Precipitó las aguas del Mar Rojo... y Jehová los destruyó hasta hoy. Una de las parábolas acerca del regreso de Cristo y del juicio habla del ser inicuo "matado" violentamente en su presencia (Lucas 19:27). Esto difícilmente se ajusta a la idea de que los inicuos existen para siempre en un estado consciente, siendo torturados constantemente. En todo caso, éste sería un castigo un tanto irrazonable: tortura eterna por acciones ocurridas en 70 años. Dios no se complace en castigar a los inicuos. Por lo tanto, es de esperar que él no infligirá castigo sobre ellos por la eternidad (Ezequiel 18:23, 32; 33:11 compare con 2 Pedro 3:9). Una cristiandad errada a menudo asocia el "infierno" con la idea de fuego y tormento. Esto está en fuerte contraste con la enseñanza bíblica acerca del infierno (el sepulcro). "Como a rebaños que son conducidos al Seol, la muerte los pastoreará" (Salmos 49:14) implica que el sepulcro es un lugar de pacífico olvido. A pesar de que el alma, o cuerpo, de Cristo estuvo en el infierno [sepulcro] durante tres días, no sufrió corrupción (Hechos 2:31). Esto habría sido imposible si el infierno fuera un lugar de fuego. Ezequiel 32:26-30 da una descripción de los poderosos guerreros de las naciones circundantes, que yacían en sus sepulcros. "Los fuertes de los in circuncisos que cayeron [en batalla], los cuales descendieron al Seol con sus armas de guerra, y su espadas puestas debajo de sus cabezas... ellos yacerán... con los que descienden al sepulcro". Esto se refiere a la costumbre de enterrar a los guerreros con sus armas y descansar la cabeza del cadáver sobre su espada. No obstante, esta es una descripción del "infierno", el sepulcro. Estos hombres poderosos que aún yacían en el infierno (es decir, en sus sepulcros), difícilmente apoyan la idea de que el infierno es un lugar de fuego. Las cosas físicas (por ejemplo, las espadas) van al mismo "infierno" donde va la gente, mostrando que el infierno no es un escenario de tormento espiritual. Así Pedro le dijo a un hombre inicuo: "Tu dinero perezca contigo" (Hechos 8:20). El relato de las experiencias de Jonás también contradicen esto. Habiendo sido tragado vivo por un enorme pez, "oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué... a Jehová... desde el seno del Seol [infierno, sepulcro] clamé" (Jonás 2;1, 2). Esto hace un paralelo entre "el vientre del Seol" y el del pez. El vientre del pez era verdaderamente un "lugar tapado", que es el significado fundamental de la palabra "Seol". Obviamente, no era un lugar de fuego, y Jonás salió del "vientre del Seol" cuando lo vomitó el pez. Esto apuntaba hacia la resurrección de Cristo desde el "infierno" [el sepulcro] -- véase Mateo 12:40. He hecho hincapié en todo este libro que la Biblia procura deconstruir los mitos paganos acerca de Satanás y presenta a Yahvéh, el Dios de Israel, como el único Dios verdadero. Uno de los mitos cananeos más generalizados era la idea de que Baal y Mot, los dioses de los cielos y del inframundo respectivamente, se hallaban empeñados en combate mortal. Esta idea de un conflicto cósmico se repite en las ideas babilónicas acerca de una lucha entre la luz y las tinieblas, y se halla hoy día en la idea común de que Dios y Satanás se hallan empeñados en un combate celestial y terrenal. La Biblia se refiere a menudo a Mot, o Mawet, aunque en la mayoría de las traducciones el término hebreo se traduce como "muerte" o "el inframundo". Sin embargo, muy a menudo se pone a Mawet en paralelo con sheol, el sepulcro. Por ejemplo, Habacuc 2:5 -- el hambre insaciable de Mawet / Mot se pone en paralelo con la insaciabilidad del sepulcro. Los textos del Ras Shamra hablan del insaciable apetito de Mot por los muertos -- él se los come incesantemente con ambas manos (2). Hay frecuentes paralelos hechos entre Mot / Mawet y el sepulcro: 2 Samuel 22:5, 6; Isaías 28:18; Oseas 13:14; Job 28:22; 30:23; Salmos 6:5; 18:5; 89:48; 116:3; Proverbios 2:18; 5:5; 7:27. El punto es que Mot / Mawet no existe, simplemente se ha de entender como el sepulcro. Porque muy a menudo, las palabras que se usan acerca de Mot en la literatura pagana se aplica a Dios a fin de mostrar la efectiva inexistencia de Mot (véase, por ejemplo, la sección 5-4-3). En nuestro contexto, la importancia de este punto es que a veces la Biblia se refiere a las ideas paganas acerca de "Satanás" como personajes a fin de deconstruirlas y mostrar su efectiva inexistencia la luz de la supremacía del único Dios verdadero. Fuego Figurado
Sin embargo, la Biblia usa con frecuencia la imagen del fuego eterno a fin de representar la ira de Dios ante el pecado, lo que resultará en la destrucción total del pecador en el sepulcro. Sodoma fue castigada con "fuego eterno" (Judas 7), es decir, fue destruida totalmente debido a la iniquidad de sus habitantes. Hoy día esa ciudad está en ruinas, sumergida bajo las aguas del Mar Muerto; de ninguna manera se halla todavía en llamas, lo cual es necesario si hemos de entender el "fuego eterno" literalmente. También Jerusalén fue amenazada con el fuego eterno de la ira de Dios, debido a los pecados de Israel: "Yo haré descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará" (Jeremías 17:27). Siendo Jerusalén la capital profetizada del futuro reino (Isaías 2:2-4; Salmos 48:2), Dios no dio a entender que leyéramos esto literalmente. Las casas de los hombres importantes de Jerusalén fueron quemadas con fuego (2 Reyes 25:9), pero ese fuego no continuó eternamente. El fuego representa la ira / castigo de Dios contra el pecado, pero su ira no es eterna (Jeremías 3:12). Lo que el fuego quema se convierte en polvo; y sabemos que la paga del pecado es muerte, un regreso al polvo. Quizás es por eso que se usa el fuego como una figura retórica para representar el castigo por el pecado. De manera similar, Dios castigó a la tierra de Idumea con fuego que "no se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada... la lechuza y el cuervo morarán en ella... en sus alcázares crecerán espinos" (Isaías 34:9-15). Ya que había de existir animales y plantas en las ruinas de la tierra de Idumea, la expresión de fuego eterno debe referirse a la ira de Dios y a su total destrucción del lugar, así que no se debe tomar literalmente. Las frases hebreas y griegas que se han traducido como "para siempre" significan estrictamente "para la época". Algunas veces esto se refiere al infinito literal, por ejemplo, la época del reino, pero no siempre. Isaías 32:14, 15 es un ejemplo: "Las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre... hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu". Esta es una manera de entender la "eternidad" del "fuego eterno". Una y otra vez, la ira de Dios ante los pecados de Jerusalén e Israel se asemeja al fuego: "Mi furor y mi ira se derramarán sobre este lugar [Jerusalén]... se encenderán, y no se apagarán" (Jeremías 7:20; otro ejemplo incluye Lamentaciones 4:11 y 2 Reyes 22:17). El fuego está también asociado al juicio de Dios sobre el pecado, especialmente al regreso de Cristo. "Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará" (Malaquías 4:1). Cuando la estopa, o incluso un cuerpo humano, se quema con fuego, vuelve al polvo. Es imposible que cualquier sustancia, especialmente la carne humana, arda literalmente para siempre. Por lo tanto, la expresión "fuego eterno" no puede referirse al tormento eterno literal. Un fuego no puede durar para siempre si no hay nada que quemar. Debe notarse que el "Hades" es "lanzado al lago de fuego" (Apocalipsis 20:14). Esto indica que el Hades no es lo mismo que "el lago de fuego"; esto representa una completa destrucción. En la manera simbólica del libro del Apocalipsis, se nos está diciendo que el sepulcro ha de ser destruido totalmente, porque al término del Milenio no habrá más muerte. Gehenna En el Nuevo Testamento, en idioma castellano, sólo queda un caso en que una palabra griega se ha traducido como "infierno". El "Hades" es el equivalente del "sheol" hebreo, del cual ya hemos hablado. "Gehenna" es el nombre del vertedero de basura que se hallaba en las afueras de Jerusalén, donde se quemaban todos los desperdicios de la ciudad. Tales vertederos de basura son típicos en muchas ciudades en desarrollo hoy día (por ejemplo, Smokey Mountain" en las afueras de Manila, en las Filipinas). Como nombre propio, es decir, el nombre de un lugar real, debió haberse dejado sin traducir como "Gehenna" en vez de traducirlo como "infierno". "Gehenna" es el equivalente arameo del término hebreo "Ge-ben-Hinnon". Éste estaba localizado cerca de Jerusalén (Josué 15:8), y en los días de Cristo era el vertedero de basura de la ciudad. Allí se arrojaban los cadáveres de criminales a las llamas que estaban siempre ardiendo, de manera que el Gehenna llegó a ser simbólico de total destrucción y rechazo. De nuevo debe destacarse que lo que se arrojaba a esas llamas no permanecía allí para siempre; los cuerpos se descomponían quedando reducidos a polvo. "Nuestro Dios [será] fuego consumidor" (Hebreos 12:29) en el día del juicio; el fuego de su ira ante el pecado consumirá a los pecadores hasta la destrucción más bien que dejarlos tan sólo en un estado chamuscado, y aún con vida. En los días previos a los juicios de Dios sobre su pueblo Israel a manos de los babilonios, el Gehenna estaba lleno de cadáveres de los pecadores del pueblo de Dios (Jeremías 7:32, 33). En su magistral estilo, el Señor Jesús reunió todas estas ideas del Antiguo Testamento en su uso de la palabra "Gehenna". Él dijo a menudo que aquellos que fueran rechazados en el tribunal a su regreso, irían "al infierno [Gehenna], al fuego que no puede ser apagado... donde el gusano de ellos no muere" (Marcos 9:43, 44). El Gehenna habría conjurado en la mente de los judíos las ideas de rechazo y destrucción del cuerpo, y nosotros hemos visto que el fuego eterno es un modismo que representa la ira de Dios en contra del pecado, y la eterna destrucción de los pecadores por medio de la muerte. La referencia a "donde el gusano de ellos no muere", es evidentemente parte de este mismo modismo referente a una total destrucción; es inconcebible que pudiera haber gusanos literales que nunca morirán. El hecho de que el Gehenna fuera el lugar de previos castigos de los inicuos del pueblo de Dios, muestra además lo apto del uso que hace Cristo de esta figura retórica acerca del Gehenna. De nuevo, como con tantas otras áreas doctrinales, las ideas paganas influyeron en las percepciones cristianas Los egipcios creían que el inframundo era un lugar de fuego, y esto fue trasmitido a la idea judía, y llevó a los cristianos a sentirse inclinados a malinterpretar el uso figurado que hizo Cristo de los fuego del Gehenna como un símbolo de absoluta destrucción. Nótese también como los coptos egipcios creían que los dioses del inframundo usaban tridentes para atormentar a los muertos, y esto también pasó a formar parte del cristianismo en forma de descripciones de Satanás en el "infierno" armado de un tridente. Pero nunca se habla de un tridente en la Biblia, ni hay ninguna indicación de que los inicuos sean atormentados inmediatamente después de la muerte; más bien, se dice reiteradamente que su castigo se halla reservado hasta el día del juicio final. Joachim Jeremias explica cómo el valle literal del Gehenna vino a ser malinterpretado como un símbolo de un "infierno" que se supone que es un lugar de fuego. "[Desde tiempos antiguos [Gehenna] ha sido el nombre del valle al occidente y sur de Jerusalén... por las desgracias que los profetas pronunciaron sobre el valle (Jeremías 7:32 = 19:6; véase Isaías 31:9; 66:24) porque allí se realizaron sacrificios a Moloc (2 Reyes 16:3; 21:6), allí se desarrolló en el segundo siglo a.C. la idea de que el valle de Hinom sería el lugar de un infierno ardiente (Enoc 26; 90.26)... se diferencia del sheol" (3). Los judíos creían que el "infierno" tenía tres secciones: Gehenna, un lugar de fuego eterno para aquellos judíos que rompieran el pacto o blasfemaran contra Dios; "las sombras", un lugar intermediario similar a la idea católica de un purgatorio; y un lugar de descanso donde los judíos fieles aguardaban la resurrección en el día final (4). Esta división no tiene base en la Biblia. Sin embargo, es significativo que el Señor Jesús use "Gehenna" y la figura retórica del fuego eterno para describir el castigo de la gente por lo que los judíos de su día habrían considerado pecados incidentales, asuntos que estaban lejos de ser blasfemia y quebrantamiento del pacto; mirar a una mujer de manera lujuriosa (Marcos 9:47), hipocresía (Lucas 12:1, 5; Mateo 23:27-33), no dar un vaso de agua a un "pequeñito", prohibir a un discípulo de Juan el Bautista que siguiera a Jesús (Marcos 9:39-43); no predicar el evangelio intrépida y resueltamente (Mateo 10:25-28). Estos asuntos eran y son descartados como temas sin consecuencias eternas. Pero tal como lo hicieron los profetas de Israel, el Señor Jesús utilizó estos temas y deliberadamente los asocia con los castigos más extremos posible que los oyentes judíos podían concebir, el Gehenna. Una y otra vez, la Biblia alude a las incorrectas ideas y razones de la gente respecto a la suposición temporal que esas ideas pudieran ser ciertas. Las palabras acerca de demonios, como mostraremos más adelante, es un ejemplo clásico. Y es muy posible que aquí el Señor esté haciendo lo mismo con el concepto acerca del Gehenna, el castigo para los judíos que rompen el pacto y blasfeman. El Señor está enseñando especialmente acerca de la conducta, no dando una disertación acerca del estado de los muertos. Y así él utiliza la máxima categoría del castigo eterno que conoce su audiencia, y dice que esto es lo que les aguarda a aquellos que pecan en asuntos que en su agenda son tan importantes, aunque a la vista del mundo judío y de la humanidad en general éstos sean insignificantes. También vemos al Señor haciendo esto de una manera impresionante en Mateo 25:41. Ahí él habla del "fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles", aludiendo claramente al mito del Gehenna. Esta es una frase tomada directamente del pensamiento y literatura judía apocalíptica. Era la peor categoría de castigo concebible en el judaísmo. Y sin embargo Jesús en el contexto está hablando de que la gente religiosa que afirma creer en él no quedará impune por ignorar las necesidades de sus hermanos pobres. Todo esto es demasiado fácil para cometer pecado... El Señor usa las más duras palabras del judaísmo para condenar. Pero esto no significa que él realmente creía en la existencia literal del "fuego eterno" ni en un Diablo personal. Los ángeles del Diablo son aquellos que ignoran a sus hermanos necesitados. Es una poderosa y reveladora yuxtaposición de ideas empleada por el Señor Jesús. Una Nota Psicológica
Robert Funk observó: "Encuesta tras encuesta ha demostrado que la mayoría de las personas que creen en el infierno se ven a sí mismos en camino al cielo; la gente que cree en el infierno por lo general piensan que es para los demás" (5). Yo no he hecho ninguna encuesta, pero mi experiencia coincide con esto completamente. Aquellos que creen y enseñan el "fuego del infierno" lo hacen por razones psicológicas profundamente asentadas más bien que por un honesto examen del texto bíblico. Un deseo de condenar "legítimamente" a otros, con el aparente respaldo de la Biblia detrás de ellos; para devolver el golpe al mundo mientras ellos refuerzan su propia justicia... es realmente clásico. Notas (1) “La palabra Indo-Europea *kel significa “cobertura” u “ocultamiento” y da origen a los términos ingleses “agujero”, “casco” y a las palabras alemanas hohl (vacío), Hohle (cueva), Halle (vestíbulo, vivienda), y Holle (infierno)” – J.B. Russell, The Devil (Ithaca: Cornell University Press, 1977) p. 62. Alva Huffer en Systematic Theology (Oregon, IL: The (2) Referencia en Umberto Cassuto, Biblical and Oriental Studies (Jerusalem: (3) Joachim Jeremias, New Testament Theology (London: S.C.M., 1972) p. (4) J.B. Russell, A History of Heaven (Princeton: Princeton University Press, (5) Robert Funk, Honest to Jesus (New York: Harper Collins, 1996) p. 213.
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