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EL VERDADERO DIABLO Una Exploración Bíblica |
correo electrónico del autor, Duncan Heaster
Contenido Capítulo 2 - Algunas Enseñanzas Básicas de la Biblia Capítulo 3 - Algunas Implicaciones Prácticas 3-1 Algunas Implicaciones Prácticas Capítulo 4 - Demonios Capítulo 5 - Un Examen de los Pasajes Específicos de la Biblia que Mencionan al Diablo y a Satanás Capítulo 6 - Algunas Conclusiones |
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5-3 Los Hijos de Dios y las Hijas de los Hombres Génesis 6:2-4: "... viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres [esposas], escogiendo entre todas. Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Éstos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre". Interpretation Popular
Se piensa que "los hijos de Dios" eran ángeles que, cuando fueron arrojados del cielo por sus pecados, bajaron a la tierra y se casaron con atractivas mujeres, resultando en que ellas tuvieron hijos muy grandes.
Comentarios1. No hay mención alguna de que "los hijos de Dios" vinieran del cielo. 2. ¿Por qué habría que asumir que estos "hijos de Dios" son ángeles? La frase se usa para referirse a los hombres, especialmente aquellos que conocen al verdadero Dios (Deuteronomio 14:1; Oseas 1:10; Lucas 3:38; Juan 1:12; 1 Juan 3:1). 3. Si los creyentes han de ser hechos igual a los ángeles (Lucas 20:35, 36), ¿seguirán experimentando los mismos deseos carnales que entonces motivaron a los hijos de Dios, o tienen la posibilidad de dejarse dominar por ellos? ¡Por supuesto que no! 4. Lucas 20:35, 36 dice claramente que los ángeles no se casan: "Los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles". 5. Se cree comúnmente que los ángeles que se asume que pecaron bajaron a la tierra en el tiempo de los incidentes en el huerto del Edén, pero Génesis 6 se refiere a la época del diluvio, lo cual ocurrió muchos años después. 6. La palabra hebrea para "gigantes" en Génesis 6:4 se usa también en Números 13:33 para describir a los hijos de un hombre llamado Anac. Algunas veces en el presente han nacido seres humanos anormales de inusual tamaño o fuerza, pero eso no significa que sus padres sean ángeles. 7. No se nos dice específicamente que los gigantes eran progenie de los "hijos de Dios". Había gigantes... y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres" (Génesis 6:4). 8. Si se casaron ángeles con mujeres, entonces ¿quiénes fueron los hijos, y qué aspecto tenían? El libro apócrifo de 1 Enoc afirma que los hijos eran "espíritus malignos" y brujas (1 Enoc 15:8; 16:1), pero la Biblia no dice absolutamente nada de esto. Explicaciones Sugeridas
1. Hemos mostrado que la frase "hijos de Dios" puede referirse a aquellos que tienen un verdadero entendimiento de Dios. Los "hijos de Dios" de cada generación se han mantenido separados de la gente del mundo, y Dios les advierte que no se casen con dicha gente porque influirán sobre ellos para que dejen de seguir al verdadero Dios (Éxodo 34:12, 15, 16; Josué 23:12-13; Esdras 9:12; 1 Corintios 7:39; 2 Corintios 6:14-16). Génesis 3:15 describe cómo la simiente (descendientes) de la serpiente estaría en constante conflicto con la simiente de la mujer (compare Gálatas 4:29). Los primeros capítulos del Génesis destacan el hecho de que había estas dos clases de gente; los descendientes de Set comenzaron a llamarse "por el nombre de Jehová" (Génesis 4:26, margen) y se componían de los justos "hijos de Dios", la simiente de la mujer. En contraste, a los descendientes de Caín se les describe relacionados con asesinatos e instituyendo la poligamia (Génesis 4:23, 19), el arte de la producción de armas (Génesis 4:22) y la diversión (Génesis 4:21). Los nombres de esta gente implican que en su época ellos dieron inicio a un sistema alternativo y apóstata de adoración para reemplazar la verdadera adoración a Dios, lo cual irritó a Dios; por ej., Caín puso el nombre de Enoc a una ciudad, cuyo nombre significa "dedicado"; Irad significa "ciudad eterna"; Mehujael significa "Dios combate"; Lamec significa "trastornador" (¿de la verdad?). Por lo tanto, el matrimonio de los hijos de Dios con las hijas de los hombres describe el casamiento mixto entre estas dos líneas de distintas razas, de modo que sólo Noé y su familia eran la "simiente de la mujer" en la época del diluvio. 2. Una cuidadosa reflexión sobre Génesis 6 indica que los "hijos de Dios" deben haber sido hombres: --Ellos "tomaron para sí esposas, escogiendo entre todas" (Génesis 6:2 Versión Rey Santiago). Este proceso de escoger una atractiva mujer para matrimonio es algo obviamente experimentado por seres humanos. Note que probablemente los "hijos de Dios" tomaron cada uno más de una esposa; "esposas, escogiendo entre todas". Esto era una característica de la simiente de la serpiente (Génesis 4:19), que nos muestra que las dos líneas se habían fusionado; debido a que los hijos de Dios se casaban con las hijas de los hombres, Dios dijo que en un lapso de 120 años, él destruiría al género humano (Génesis 6:3) en el diluvio. ¿Por qué debería Dios castigar y destruir al hombre, si fueron los ángeles los que habían pecado? En vista de que los ángeles no pueden morir (Lucas 20:35, 36), no tendría sentido destruir la tierra con un diluvio para tratar de destruirlos. Las cosas encajan mucho mejor si los "hijos de Dios" fueran hombres; por lo tanto, dijo Dios: "He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré [de] la tierra" (Génesis 6:13). La violencia sobre la tierra, que los vs. 3-5 relacionan con la apostasía de los "hijos de Dios", surgió por medio del hombre; el hombre, no los ángeles o el Diablo, había llenado la tierra de violencia; otra razón por la que Dios trajo el diluvio fue porque la tierra se había corrompido. ¿Por qué ocurrió esto? Estaba corrompida "porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra" (Génesis 6:11, 12). El hombre había corrompido el verdadero camino de Dios debido a que los hijos de Dios, los cuales entendían "el camino", se habían mezclado con la gente de la tierra. "El camino" es una frase que se usa para describir el verdadero entendimiento de Dios (por ej., Génesis 3:24; 18:19; Salmos 27:11; 119:32, 33; Hechos 16:17; 9:2; 18:25; 19:9, 23; 2 Pedro 2:2). Esta corrupción de "el camino" por parte de los "hijos de Dios", según Génesis 6, se halla comentada en Judas 11, donde a los cristianos apóstatas del primer siglo se les asemeja a aquellos hombres que seguían "el camino de Caín", no de la verdad. Caín fue el padre de la simiente de la línea de la serpiente. --Las acciones de los "hijos de Dios" en Génesis 6:2, se describen en el v. 5 como "la maldad de los hombres", la cual "era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal". --Jesús dijo que el mundo en los últimos días sería similar a lo que era en la época de Noé. Él implicó que de la misma manera en que los hombres tuvieron la actitud errónea referente al matrimonio en los días de Noé, así también serían los hombres en los últimos días antes de su regreso (Lucas 17:26, 27). La única referencia a las actitudes referente al matrimonio en la época de Noé se halla en Génesis 6:2, de este modo implicando de nuevo que los "hijos de Dios" que se casaban ilegalmente eran hombres humanos. 4. La idea de que seres cósmicos vinieron a la tierra y tuvieron relaciones sexuales con mujeres humanas es una pieza clásica de mito pagano; y los judíos llegaron a adoptarlas en su interpretación del pasaje de Génesis 6, por ej., en el Libro de Enoc, Josefo saca a luz las similitudes: "Los ángeles de Dios unidos con las mujeres... Las acciones atribuidos a ellos por nuestra tradición [note que dice "nuestra tradición", ¡no la Escritura misma!] se parecen a las osadas hazañas que los griegos relatan acerca de los gigantes" (2). Claramente, el pensamiento judío intentaba acomodarse a los mitos paganos. 5. Los israelitas estaban conscientes de la existencia de gente inusualmente grande: los zomzomeos, los zuzitas, los refaítas, los nephilim, los emitas, y los anaceos (Deuteronomio 1:28; 2:10, 11, 20, 21; 3:11). La cama de Og, Rey de Basán, un refaíta, tenía nueve cubos de largo, más de cuatro metros (14 pies) (Deuteronomio 3:11). En la mitología cananea, estos gigantes provenían del matrimonio entre seres humanos y los dioses, pero Moisés en Génesis 6 seguramente se refiere a este mito y lo corrige. Él está diciendo (por implicación) que esto no ocurrió, sino que la simiente devota y los inicuos se mezclaron por medio del matrimonio; y sí, en aquel tiempo había gigantes en la tierra, pero fueron juzgados y destruidos en el diluvio, y seguramente la implicación era que el Israel que oyó primero la historia inspirada de Moisés pudo consolarse de que los gigantes que ellos enfrentaron en Canaán también serían vencidos por Dios. 6. Hemos comentado en otro lugar respecto a cómo la teología judía apóstata intentaba minimizar el pecado humano y echar la culpa a una figura satánica. Es significativo que cuando los escritores inspirados del Nuevo Testamento se refieren al diluvio no hacen ninguna sugerencia de que hayan aceptado la idea de que ángeles pecadores de algún modo condujeron a la humanidad hacia el pecado. En cambio, reiteradamente subrayan el hecho de que fue el pecado humano lo que causó que Dios castigara a la humanidad. El Libro de los Jubileos, no inspirado, que se escribió allá por el año 150 a.C., declara que Noé se quejó a Dios por "los demonios inmundos" que incitaban a sus nietos al pecado, y pidió a Dios que castigara a estos demonios, y como resultado vino el diluvio (Jubileos 10:1-7). Eso es pura fantasía, y todo lo contrario a lo que declara el relato del Génesis, donde claramente es la maldad humana la que condujo a que Dios castigara a los humanos. Lo que yo encuentro sumamente significativo es que el Señor Jesús y sus apóstoles recalcan que realmente fue el pecado humano lo que motivó el castigo divino por medio del diluvio. Efectivamente, de este modo ellos están deconstruyendo estas falsas ideas que circulaban, y confirmando el énfasis bíblico contra la sofistería de la falsa teología acerca de Satanás / demonios que circulaba. Es una tragedia que los mismos falsos entendimientos aún circulen, y tantos aún rehúsen enfrentar la clara enseñanza de la Escritura: que los seres humanos pecan y deben asumir la responsabilidad y recibir castigo por ese pecado. 7. Comenté en detalle en la Digresión 4 cómo este pasaje está deconstruyendo activamente los falsos mitos cananeos acerca de dioses pecadores, gigantes, demonios, etc.; podría argumentarse que este pasaje, junto con gran parte de los primeros capítulos de Génesis, está realmente deconstruyendo las ideas erróneas acerca ángeles, demonios, Satanás, etc., que Israel había encontrado en Egipto y entre las tribus cananeas. Está enseñando que los gigantes que Israel había notado eran en realidad sólo seres humanos, y nada más. Ellos eran "los valientes", "varones de renombre". Más adelante la Escritura hace lo mismo; los refaítas tenían hijos como los demás seres humanos (2 Samuel 21:16, 18; Deuteronomio 3:11), y habitaban en un área conocida como el valle de Refaim (Josué 15:8). Cassuto comenta: "La intención de la sección es en realidad contradecir ciertos cuentos populares, y borrar, hasta donde fuera posible, sus características mitológicas" (3). En otro lugar, Cassuto llama la atención a la importancia del comentario de Dios sobre el pecado de los "hijos de Dios" en Génesis 6:3: "No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre". Dios comenta sobre la condición humana, no sobre algo en el cosmos exterior. Él comenta: "[Esto] implica: No creas los cuentos paganos acerca de seres humanos de origen divino, que fueron hechos inmortales; esto es falso, porque al final todo hombre debe morir, 'por cuanto él también es carne"... La intención del Tora es contrarrestar las leyendas paganas y reducir a un mínimo el contenido de las antiguas tradiciones sobre gigantes" (4). El relato acerca del diluvio, que sigue a aquel que menciona a los "gigantes", se puede entender como una deconstrucción más de los mitos que hablan de ellos. El relato bíblico declara que Dios abrió "las compuertas de los cielos" (Génesis 7:11). El idéntico término en ugarítico ocurre en la Tablilla 2 AB, col. 7, línea 17 de las tablillas Ras Zambra. Cassuto explica que "los cananeos solían decir que en una etapa el dios Baal construyó para sí un palacio en el cielo y allí abrió las compuertas... Los cananeos atribuían a Baal que la lluvia cayera desde el cielo a la tierra acá abajo", pero que los gigantes / progenie de los dioses inicuos "bajaron sus pies y sellaron el océano, y colocaron sus manos sobre las compuertas" (5). El relato del Génesis recalca que los gigantes eran tan sólo hombres; y que fue Dios, y no los gigantes, quien abrió y cerró las compuertas del cielo y envió la lluvia del diluvio. Esto encajaría con la abundante evidencia de que el relato del diluvio, como el de los hijos de Dios y las hijas de los hombres, está también deliberadamente deconstruyendo los mitos paganos acerca del diluvio. Sólo un ejemplo: Génesis 8:2 afirma claramente que fue Dios quien causó que cesaran las lluvias del diluvio y que las aguas bajaran; mientras que los mitos paganos afirman que fue el dios sol el que apareció e hizo que las aguas se evaporaran. El relato bíblico no dice nada de que las aguas hayan desaparecido por evaporación solar, sino que afirma que éstas se retiraron como resultado de la obra del Dios de Israel. Notas
(1) H.C. Leupold, Exposition of Genesis, Vol. 1 (Ann Arbor, MI: Wartburg Press, 1942), p. 250. (2) Antigüedades de los Judíos 1.3.1. (3) Umberto Cassuto, Biblical and Oriental Studies (Jerusalem: Magnes Press, 1975) Vol. 2 p. 108. (4) Umberto Cassuto, Commentary on the Book of Genesis (Jerusalem: Magnes Press, 1998 ed.) Vol. 1 p. 300. (5) Referenc'as en Umberto Cassuto, Commentary on the Book of Genesis (Jerusalem: Magnes Press, 1992 ed.) Vol. 2 pp. 86,87.
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